domingo, 21 de septiembre de 2008

La mascletá financiera española

Los gobernantes españoles están paralizados y fascinados con los colores y el estruendo de los fuegos de artificio y destrucción financiera y empresarial que, en las noches de mucha claridad, se ven en el horizonte americano, sin saber muy bien si allí celebran un fin de fiesta, o si está estallado Nueva York. Estamos viviendo momentos históricos y decisivos en los que en Estados Unidos se practica una política intervencionista, de corte socialista, mientras la China comunista se nos hace capitalista y quiere controlar los grandes bancos del sistema financiero internacional.

Los pájaros del estadio del nido de Pekín les disparan a las escopetas del imperio y, en esa flagrante y osada contradicción, está la explicación del intento de rescate financiero, con cerca de un billón de dólares, que pretende Bush, para ocultar, de paso, la que ha sido su catastrófica presidencia, de ahí las reticencias del Partido Demócrata, que preferirían que fuera el nuevo presidente electo quien tome, dentro de cincuenta días, la gran decisión.

En realidad, el primer cónsul de la Roma moderna, Georges W. Bush, al final de su mandato, quiere suspender el libre mercado de la República para que el prestigio del Imperio no se vea comprometido en el mundo global, y para que todo el poder económico y financiero de la primera potencia mundial no se distribuya entre ricos del petróleo, las potencias emergentes y los nuevos ricos del comercio internacional.

Y España ¿qué? Zapatero sigue espantado y bloqueado ante el monstruo de la crisis económica cuya existencia negó, y que se le ha plantado ante sus narices, como si el mismísimo Nessy hubiera salido de las turbias aguas del río Manzanares y estuviera vomitando fuego por la boca como un furioso dragón a las puertas de la Moncloa.

Tiene el presidente la misma cara de espanto y desconcierto que exhibió cuando estalló la bomba de ETA en el aeropuerto de Barajas, después que anunciara que en el 2007 en España se iba a acabar el terrorismo de ETA.
Ayer, sin ir más lejos, salió, otra vez sin la sonrisa, cabeceando, y poniéndose muy firme y muy duro ante el atentado medio fallido -de ETA en Ondárroa-, donde los terroristas amigos de ese hombre de paz que era Otegi buscaban una matanza, por enésima vez, en poco tiempo.

¿Y sobre la crisis económica y financiera? Pues ni él, ni el fracasado Solbes saben qué hacer, mientras Pedro J. y su ministro Sebastián le proponen un nuevo pacto de la Moncloa, lo que viene a ser un plan para que desaparezca el PP en estos momentos de crisis y que renuncie a hacer oposición. Puede que algo parecido a lo que pretende hacer Bush en Washington con Obama y con su plan de rescate de empresas y bancos americanos, al que con toda seguridad se sumará, rifle en ristre, la señora Palin, nueva Rambo americana de la situación.

En España, quien mire el termómetro de la Bolsa para saber lo que pasa o lo que puede ocurrir, va listo. Porque estos fuegos de artificio que estallan en Wall Street no van a parar. En cierta manera han cruzado el atlántico y ya están en la City de Londres provocando alguna otra quiebra o fusión, y veremos si el contagio llega pronto al continente y por el siguiente orden: Berlín, París, Roma y Madrid.

Y si toca la capital del reino español, vamos a asistir a más que una traca, a una enorme mascletá de esas con las que los valencianos cierran sus fiestas. Por todo ello asombra que en España, ante la llegada de la tormenta perfecta, que se ve venir, nadie tenga un plan de rescate o de emergencia. Zapatero, Solbes y De la Vega están asomados al balcón de la Moncloa disfrutando de estas noches veraniegas y preotoñales y señalando con el cielo el resplandor de las explosiones que se producen en Nueva York.

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