domingo, 28 de septiembre de 2008

La revancha de la banca japonesa

TOKIO.- La capital japonesa ha vivido esta semana una especie de remake inesperado de los mejores momentos del capitalismo nipón de finales de los 80 años en el que sus mayores corporaciones e inversores salieron de excursión por Nueva York y adquirieron hitos del patrimonio estadounidense tan señalados como el Rockefeller Center, revela hoy "El Mundo".

Tras una ausencia de dos décadas, los megabancos y titanes financieros japoneses han vuelto a entrar en el escenario mundial con la compra de importantes paquetes y filiales de algunas instituciones de Wall Street, humilladas tras la crisis de seguros y valores que provocó el desplome del mercado inmobiliario norteamericano.

El grupo financiero Mitsubishi UFJ, el mayor banco japonés y segundo en el mundo, con depósitos superiores al billón de dólares, ha anunciado la compra del 20% del banco de inversiones neoyorquino Morgan Stanley por un monto de 8.500 millones de dólares ( 5.795 millones de euros), con lo que espera potenciar sus negocios en el corazón del capitalismo mundial.

El mayor banco de inversiones nipón, Nomura Holdings, ha reconocido, por su parte, su interés en hacerse con las operaciones asiáticas, europeas y de Oriente Medio de su ex homólogo Lehman Brothers, protagonista de la más sonada bancarrota de la historia de Estados Unidos, formalizada apenas una semana antes.

Con sede central en Tokio y oficinas regionales en Hong Kong, Londres y Nueva York, Nomura emplea a 18.000 personas en todo el mundo. Posee cinco divisiones empresariales: al por menor nacional, mercados mundiales, banca de inversión mundial, banca mercante mundial y gestión de activos.

Nomura se venía preparando para jugar en el tablero de los grandes.Se estima que el grupo tiene reservados unos 6.000 millones de dólares (4.090 millones de euros) para financiar la expansión de sus negocios. Una expansión internacional que -en condiciones normales hubiese significado al menos tres años de gestiones- Nomura ha conseguido en unos días, aunque surgen dudas sobre la capacidad del banco japonés para desempeñarse bien en territorio desconocido, inmersos en culturas nacionales y corporativas muy distintas a las de Japón.

Para algunos analistas, la fiebre de compras que anima a los gigantes asiáticos obedece a la sencilla razón de que las instituciones financieras japonesas se ven enfrentadas al estancamiento de su mercado nacional. Por otra parte, la experiencia que sufrieron a finales de los 90 con la crisis japonesa de los créditos impagados los ha vuelto verdaderos expertos en manejar activos problemáticos.

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