jueves, 25 de septiembre de 2008

Los 27 acuerdan crear una 'tarjeta azul' para atraer a inmigrantes cualificados

BRUSELAS.- Los ministros del Interior de la Unión Europea alcanzaron hoy un principio de acuerdo para crear una 'tarjeta azul' --a imitación de la 'green card' estadounidense-- que sirva para facilitar la entrada a la UE de inmigrantes muy cualificados y hacer frente a la escasez de mano de obra en algunos sectores.

En el caso de España, podrán beneficiarse de este procedimiento los inmigrantes que cobren más de 33.000 euros brutos anuales.

El único punto que queda por acordar es cuándo entrará en vigor el nuevo sistema. República Checa mantiene una reserva porque exige que la fecha sea 2011, el año en que Alemania y Austria tendrán que suprimir obligatoriamente sus restricciones a los trabajadores de los países de la ampliación.

De esta manera, pretende garantizar que se dará preferencia a los inmigrantes del Este frente a los extranjeros.

Tanto la presidencia francesa como la Comisión se esforzaron por convencer a la delegación checa de que, aunque no se diga explícitamente, en la práctica el texto entrará en vigor en 2011, ya que hasta principios de 2009 no se habrán finalizado los últimos trámites de traducción y publicación y luego los Estados miembros tendrán dos años para introducir la norma en sus legislaciones nacionales.

Sin embargo, el ministro checo, Ivan Langer, dijo que antes de dar su visto bueno debe consultar de nuevo con su Parlamento, por lo que serán los embajadores de los 27 los responsables de cerrar el texto final, según explicó el ministro francés de Inmigración, Brice Hortefeux.

El resto de países que no veían con buenos ojos esta iniciativa, como Alemania o Austria, han cambiado de idea después de que se acordara que la 'tarjeta azul' convivirá con los distintos sistemas nacionales de admisión de inmigrantes muy cualificados y no los sustituirá, como quería la Comisión.

Además, se ha llegado a un acuerdo sobre la definición de inmigrante altamente cualificado. Se considerará así al trabajador extranjero que tenga estudios universitarios de al menos tres años y un nivel salarial equivalente al 150% del sueldo medio del país en el que trabajen.

En el caso de España, ello significa que sólo podrán acogerse a la 'tarjeta azul' los inmigrantes que cobren más de 33.000 euros brutos al año, ya que el salario medio es de 22.000 euros, según explicaron fuentes diplomáticas. Cuando haya una demanda extraordinaria de trabajadores o en determinados sectores con falta de mano de obra, este umbral puede rebajarse hasta 120%.

La posesión de la 'tarjeta azul', que tendrá un periodo de validez de entre 1 y 4 años, conllevará una serie de ventajas para los inmigrantes, de las cuales la más importante es que podrán circular libremente por todo el territorio de la Unión 18 meses después de establecerse en un Estado miembro.

También se garantiza la igualdad de trato respecto a los trabajadores nacionales y se facilita la reagrupación familiar. Durante su periodo de vigencia, el inmigrante podrá regresar a su país de origen y volver a la UE sin tener que empezar de nuevo el procedimiento.

El ministro de Trabajo, Celestino Corbacho, que representó a España durante la reunión, subrayó que el compromiso final sobre la 'tarjeta azul' incorpora todas las peticiones. En particular, destacó que con esta medida "se ligan los flujos migratorios al mercado de trabajo".

"Cualquier otro flujo migratorio produce dos efectos: la degradación del mercado de trabajo y la regresión de las conquistas sociales", dijo el ministro.

En segundo lugar, indicó que se han reforzado las salvaguardas para evitar una fuga de cerebros de los países más pobres. Los Estados miembros "deben abstenerse de perseguir la contratación activa en países en vías de desarrollo en los sectores que sufren carencia de mano de obra" y deben seguir "políticas y principios éticos de contratación", en particular en el sector sanitario, insistió Corbacho.

Aseguró que, incluso en la actual crisis económica, tanto Europa como España seguirán necesitando la llegada de inmigrantes para cubrir puestos de trabajo en sectores en los que no hay suficientes profesionales, como el de la sanidad.

"En una situación de pleno empleo de Europa se entiende que la necesidad será mayor siempre que si ese pleno empleo no existe. Pero en todo caso nunca estamos hablando de una inmigración cero. La inmigración cero no existe. Y por tanto los flujos migratorios hay que ponerlos en relación a la necesidad del mercado de trabajo", insistió el ministro.

"La situación que tenemos hoy en Europa y en España de desempleo no nos puede llevar a la equivocación de pensar que a partir de esos momentos los flujos migratorios ya no son necesarios. Los flujos migratorios seguirán existiendo porque la economía sigue demandando personal especializado", concluyó.

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