sábado, 27 de septiembre de 2008

Los conservadores presentan alternativas al plan de rescate de Bush

WASHINGTON.- El presidente George W. Bush, el secretario del Tesoro Henry Paulson y el presidente de la Reserva Federal, Ben Bernanke, advirtieron de las graves consecuencias para la economía, y por extensión para todos los estadounidenses, si su propuesta de rescate financiero no es aprobada.

Sin embargo, ¿qué pasaría si están equivocados, si el mayor plan de rescate económico del gobierno en la historia no funciona? ¿Es en verdad la mejor alternativa?

Las autoridades y legisladores trataron de ponerse de acuerdo sobre los detalles del plan en encuentros realizados el viernes, un día después de que una propuesta de consenso se derrumbó luego de enfrentar la dura oposición de los republicanos conservadores en la Cámara de Representantes.

Además, continúan las dudas sobre el plan de emergencia, incluso entre sus promotores, en lo que toca a los alcances de la medida y la percepción entre muchos electores, a menos de seis semanas de los comicios nacionales, de que el plan beneficiaría principalmente a los responsables mismos de la crisis, en detrimento de los contribuyentes.

"La gente tiene que pagar los platos rotos en una fiesta a la que nunca fue invitada", dijo el representante demócrata Lloyd Doggett.

Algunos legisladores conservadores desean una menor intervención del gobierno en los mercados financieros, no un aumento de ésta.

El plan promovido por Paulson le daría al gobierno la autoridad para comprar hasta 700.000 millones de dólares en hipotecas no pagadas y otros bienes relacionados con el sector. Las autoridades afirman que esto es necesario para permitirles a los bancos el librar sus hojas de balance de esas cifras en rojo, para que puedan conceder créditos nuevamente.

La alternativa, advirtió Bush, es la caída del sistema bancario, la continua precipitación del valor de la vivienda y la pérdida de millones de empleos.

Entre las principales críticas al plan se señala que el gobierno podría pagar de más, dado que los bienes que compraría ya no tienen liquidez y su verdadero valor no puede ser determinado.

Los republicanos en la Cámara de Representantes han exigido que se considere un plan propio, que contempla una menor intervención del gobierno y costos para los contribuyentes menores a los 700.000 millones que quiere Paulson.

Los legisladores conservadores han propuesto un paquete de exenciones fiscales y un nuevo programa de seguros patrocinado por el gobierno, destinado a los activos hipotecarios.

"A fin de obtener estos seguros, los bancos con estos activos fallidos deberían pagar por el respaldo del gobierno, pagar el seguro", dijo el representante republicano Eric Cantor, defensor de la medida. Añadió que el plan retiraría la carga del rescate sobre los contribuyentes y la pondría al paso del tiempo en Wall Street.

Funcionarios consideran que la cifra máxima es de 700.000 millones de dólares, y que el plan podría costar mucho menos o incluso generaría dinero para el gobierno, una vez que los precios de las viviendas se estabilicen y que el gobierno pueda revender las hipotecas y los valores. Pero eso no es algo seguro.

Es verdad que el gobierno ha terminado sin pérdidas o incluso con ganancias ligeras en algunos rescates anteriores. Por ejemplo, los 1.200 millones de dólares en préstamos subsidiados a Chrysler Corp. en 1979 fueron pagados en su totalidad.

Pero la resolución de la crisis de ahorros y préstamos a finales de la década de los 80 y comienzos de los 90 tardó seis años y consumió 125.000 millones de dólares en dinero de los contribuyentes, equivalentes a casi 200.000 millones en la actualidad por concepto de inflación.

Algunos críticos se quejan de que en sí mismo, el rescate no llega al corazón del problema real, el decremento en los precios de las casas.

Robert Shapiro, ex asesor económico del presidente Bill Clinton, dijo que en vez de dar un cheque a quienes no previnieron la crisis, el gobierno debería ayudar a la gente que está en riesgo de perder su vivienda.

El plan del gobierno "es simplemente un subsidio de los contribuyentes para los accionistas" de las instituciones financieras rescatadas, dijo Shapiro.

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