domingo, 21 de septiembre de 2008

"Los países han de invertir más en capital intelectual" (Alberto Grando)

MILÁN.- España e Italia se miran últimamente con recelo. La reciente disputa acerca de si nuestro país ha superado al transalpino en renta per cápita tiene parte de culpa de esta desconfianza. Además, en los informativos italianos en ocasiones parece que allí el líder de la oposición sea Zapatero, más que Walter Veltroni, hasta tal punto les obsesiona lo que ocurre en España.

Sin embargo, ese resquemor, en gran parte alimentado desde el Vaticano, no suele ir más allá de las instancias políticas. Aunque aún queda mucho por hacer, las respectivas sociedades civiles van por otro camino. Un buen ejemplo está en los lazos que la escuela de negocios Bocconi de Milán ha ido tejiendo en los últimos años con España.

Se trata de uno de los centros más reputados de Europa y pertenece a la histórica universidad privada del mismo nombre, Bocconi, a cuyo frente se encuentra un viejo conocido de la política europea, Mario Monti, ex comisario de la Competencia de la UE, introduce "El País".

La escuela italiana cuenta con fuertes vínculos con ESADE, con la que comparte un máster en marketing y ventas desde enero de 2007. Bocconi y ESADE fueron, además, dos de las cinco escuelas que crearon la red CEMS, que hoy agrupa a una veintena de centros de toda Europa e imparte un prestigioso máster conjunto.

Como explica Alberto Grando, decano de la SDA Bocconi, entre sus planes está también alcanzar acuerdos de cooperación con el IESE. "La idea es poner en marcha algún programa conjunto, relacionado con la gestión de negocios de moda y diseño. IESE tiene muy buena relación con Zara y otras marcas españolas de prestigio, y nosotros contamos con mucha reputación en este sector y con un máster muy reconocido sobre gestión de empresas de moda y diseño", asegura.

Pregunta. ¿Qué es lo que interesa en Italia de las escuelas españolas?

Respuesta. Nuestros estudiantes nos dicen que les atraen mucho. En los últimos años han realizado un gran trabajo, han escalado en los rankings y han adquirido un gran prestigio internacional. Han hecho mucho por la reputación de España como país. Nuestra intención es incrementar las colaboraciones y actividades con ellas, aprovechando las similitudes de estilo de vida entre los dos países.

P. Parece imponerse la idea de que las escuelas de negocios deben ser más internacionales que nunca.

R. Sin duda ha de ser así, pero al mismo tiempo debemos saber mantener nuestra idiosincrasia y nuestras destrezas (expertise), los rasgos nacionales que nos han identificado a lo largo del tiempo. Nosotros tenemos colaboraciones con escuelas de todo el mundo (EE UU, China, Reino Unido, Francia, España, entre otros) y queremos profundizar nuestra relación con más países, pero al mismo tiempo hemos de ser capaces de promover lo nuestro porque si no al final vale tanto estudiar aquí como allí, no hay diferencias. Queremos atraer directivos de todo el mundo pero al mismo tiempo queremos que cuando vengan a Milán lo hagan porque reconocen que aquí hay algo especial, algún elemento distintivo.

P. ¿Y cuáles serían esos rasgos distintivos en el caso de Bocconi?

R. Hemos invertido mucho en investigación y educación en campos en los que Italia tiene un reconocimiento internacional, como la moda, el diseño, el turismo y la cocina de calidad. Precisamente en enero lanzamos un nuevo máster, único en el mundo, sobre gestión de negocios de comida y bebida de gama alta. Será otro elemento diferenciador importante para nosotros, dado que Italia es líder en este terreno.

A cualquiera que se le pregunte sobre las diez marcas de moda y las diez de diseño más reconocidas a nivel mundial, la mitad de las que diga serán italianas. Otro rasgo distintivo de Bocconi es la multidisciplinariedad, con especial aplicación al mundo de las finanzas, el marketing y la gestión inmobiliaria.

P. ¿Qué más puede aportar una escuela por ser italiana?

R. Italia ofrece también una aproximación imaginativa y creativa a los desafíos empresariales, así como una rápida capacidad de respuesta a los problemas y un conocimiento amplio de la gestión de pequeñas y medianas empresas. Además, nuestra historia turbulenta nos ha marcado como país y eso se nota en los negocios, por ejemplo en un mejor tratamiento de la diversidad y en más apertura de miras.

P. ¿Cree que las escuelas de negocios sufrirán la crisis económica?

R. En el segmento de MBA y másteres para ejecutivos, cuantas más dificultades hay en el mercado muchos directivos jóvenes deciden invertir más en formación. En el pasado hemos detectado incrementos de matriculación en épocas de crisis, como parte de las estrategias de retención de directivos por parte de las empresas, como las grandes consultoras que quieren mantener a los mejores profesionales. En épocas como ésta es cuando los países deben invertir más en capital intelectual. Respecto a los programas de estudio más cortos, podemos sufrir un poco en toda Europa.

P. ¿Qué aconsejaría a los directivos en estos tiempos?

R. Deberían combinar más que nunca sus habilidades duras y blandas. Con las primeras me refiero a saber ser competitivos y a saber cómo gestionar cuestiones específicas; las segundas se refieren a cómo dirigirte a la gente, cómo liderar, cómo construir equipos, cómo transmitir los valores en los que crees. Asimismo, en periodos difíciles, conviene recordar que la mejor inversión es la que se hace en uno mismo, en tu formación.

Además, no se debe olvidar que las empresas buscan el negocio, pero también están hechas de valores. Es un buen momento para apostar por el capital intelectual e invertir en liderazgo, innovación y orientación hacia el cliente, sobre todo en la mejora de las relaciones con el mercado, las ventas y el marketing.

P. ¿En qué campos podrían colaborar más España e Italia, además del diseño y la moda?

R. Sobre todo en gestión turística. ¿Por qué no buscar fórmulas para intercambiar flujos de directivos que compartan las mejores prácticas en este campo? Y lo mismo vale para el terreno de los negocios culinarios. Se trataría de compartir experiencias reales, no sólo académicas, con visitas mutuas a empresas que hayan tenido éxito y que hayan desarrollado buenas prácticas. Ésta es también parte de nuestra misión como escuela: mejorar la red social entre los países y las economías.

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