domingo, 21 de septiembre de 2008

Nubarrones sobre Rusia

MOSCÚ.- Fuga de capitales, desplome de la Bolsa, caída del rublo, disminución de los precios del petróleo -principal entrada de divisas del país-, inflación, planes de mayor gasto militar... Estos elementos determinan que el panorama económico de Rusia sea preocupante, dice "El País".

Ya hay quienes pronostican que las nubes negras que se acumulan desencadenarán una verdadera tormenta, con consecuencias nefastas para el sistema bancario, muchos sectores de la industria y, naturalmente, la población. El Gobierno del presidente Dmitri Medvédev, sin embargo, se mantiene optimista después de haber tomado una serie de medidas extraordinarias para paliar la situación y asegura estar dispuesto a introducir otras adicionales en caso necesario.

La crisis económica mundial, que el Kremlin esperaba poder evitar, ha llegado a Rusia, y con un agravante: los riesgos políticos de invertir en el país han aumentado debido a la guerra con Georgia, lo que ha motivado una gran fuga de capitales. Baste decir que en la primera semana del conflicto los inversores sacaron de Rusia unos 7.000 millones de dólares (poco menos de 5.000 millones de euros).

Se equivocaba Alexéi Kudrin, ministro de Finanzas, cuando en la penúltima semana de agosto dijo que esa fuga había "cesado". Los pronósticos del Banco Central entonces eran que la llegada del capital extranjero caería en casi una cuarta parte este año; ahora, con el desplome de la Bolsa y el aumento de tensiones con Occidente, especialmente con Estados Unidos, Serguéi Ignátiev, gobernador de la entidad emisora rusa, prefiere abstenerse de dar cifras.

A mitad de semana, Ignátiev señalaba que debido a la crisis mundial -en la que, como dijo, la gente empieza a actuar "de acuerdo con sus emociones" y no de la situación económica objetiva- todo se ha vuelto muy volátil y hacer estimaciones sobre cuántos miles de millones alcanzará la fuga de capitales es imposible. Lo que casi nadie duda es que superará los pronósticos del 24% hechos en agosto, cuando la guerra con Georgia.

La economía rusa depende en gran parte del petróleo y del gas. Los hidrocarburos constituyen cerca del 60% del comercio exterior y, según estimaciones, dan prácticamente más de la mitad del presupuesto nacional y más del 10% de PIB (esta última es la cifra oficial, que los expertos ponen en duda y consideran mayor, entre el 15% y el 25%).

De ahí que la caída de los precios del crudo golpee seriamente a Rusia, sobre todo cuando las esperanzas de algunos altos cargos eran que éstos no sólo no disminuirían, sino que continuarían subiendo. Alexéi Miller, presidente de Gazprom, el monopolio de gas ruso, repetía hace unos meses que el precio del barril de petróleo superaría los 200 dólares.

Si en el verano el precio del barril de crudo ruso Urals era 140 dólares, ahora está a menos de 90 -el martes pasado, a 85,3-, y si cae a 75 el presupuesto de 2009 será deficitario. Verdad es que Kudrin opina que a 70 dólares el barril el presupuesto será equilibrado, pero gran parte de los especialistas no está de acuerdo con el ministro de Finanzas y considera esa visión demasiado optimista.

Sea como fuere, está claro que en los próximos años el presupuesto ruso, de tener superávit, puede pasar a ser deficitario, cosa que reconoce incluso Kudrin. Y las entradas por concepto de gas y petróleo irán disminuyendo inexorablemente.

Las reservas de divisas del Banco Central se están reduciendo a pasos acelerados: a la sustancial reducción de 16.400 millones de dólares sufrida en la semana del 8 al 15 de agosto debido a la guerra con Georgia, se han sumado las grandes caídas de este mes. Del 29 de agosto al 5 de septiembre, las reservas se redujeron en 8.900 millones y del 5 al 12, en otros 13.300, eso sin contar la negra semana pasada, cuyos datos estarán disponibles sólo mañana.

Verdad es que, de todas maneras, Rusia todavía dispone de un grueso colchón para ablandar el golpe: al viernes de la semana pasada, las reservas llegaban a 560.300 millones de dólares.

A este panorama se suma la crisis de liquidez de los bancos, que ha creado, a su vez, una crisis de confianza que ha paralizado prácticamente los créditos interbancarios. Y aunque se espera que las medidas tomadas por el Banco Central surtirán efecto y evitarán bancarrotas, los expertos creen que habrá que esperar dos o tres meses para que la confianza entre los bancos se restablezca del todo. Además, esas medidas probablemente aumentarán la inflación; Ignátiev ya reconoce que este año llegará a cerca del 12% como mínimo.

Como el resto de los mercados, la Bolsa de Moscú ha vivido una semana de vértigo. El desplome del precio de las acciones obligó el miércoles a interrumpir la negociación durante un día y medio. Al reabrirse el mercado, el viernes, hubo que cerrar momentáneamente de nuevo ante la repentina subida de sus principales índices. Pese al fuerte alza del último día de la semana, la Bolsa moscovita ha caído cerca del 50% desde los máximos registrados en abril.

Balón de oxígeno a los bancos

El primer intento de calmar a los inversores y al empresariado lo hizo el presidente Dmitri Medvédev el lunes, cuando se reunió con los miembros de la Unión de Industriales y Empresarios, y donde el presidente ruso reconoció la influencia de la guerra con Georgia en la actual situación económica, pero trató de minimizarla.

En aquella oportunidad, los hombres de negocios pudieron al menos plantearle los problemas que ven en la esfera financiera al jefe de Estado, y aunque Medvédev no tomó decisiones en esa reunión, el mismo día el Ministerio de Finanzas anunció su disposición a poner a disposición del sistema bancario 1,2 billones de rublos (unos 33.000 millones de euros) para aliviar los problemas de liquidez.

El miércoles, después del desplome que causó el cierre de las bolsas, las autoridades anunciaron que el dinero lo entregaban por tres meses al Sberbank, o Banco de Ahorros, al VTB, o Banco de Comercio Exterior, y al Gazprombank, con el compromiso de que éstos darían créditos para apoyar a los otros bancos. Además, el Central disminuyó las reservas que los bancos están obligados a tener en aquél, lo que liberará unos 375.000 millones de rublos (10.300 millones de euros).

Medvédev volvió a intervenir el jueves para exigir nuevas medidas al Gobierno y al Banco Central que permitan hacer frente a la situación creada. "No existe hoy una tarea más importante que mantener la estabilidad de nuestro sistema financiero. Ahora es la prioridad número uno", dijo Medvédev, agregando que se ha hecho evidente que "la crisis en los mercados financieros mundiales resultó ser mucho más profunda que las más pesimistas de las expectativas".

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