jueves, 18 de septiembre de 2008

Pasa y mucho / Carmen Tomás

El Gobierno sigue teniendo dificultades para contar a los españoles la verdad de lo qué está pasando. Las tiene en todos los terrenos, lo demuestra cada día, pero especialmente visible se está haciendo si hablamos de economía.

Lo ocurrido en las últimas horas en los mercados financieros tiene muchos calificativos. Sin embargo, aún es pronto para utilizar el peor que se nos ocurra. Pueden ocurrir más cosas y puede que sea en las próximas horas. Pasa que no sólo ha quebrado Lehman Brothers.

Es que la mayor aseguradora del mundo, AIG, es insolvente y necesita dinero a toda prisa para salvarse. Es que detrás se espera un camino parecido para las aseguradoras de crédito -monolines- y para otros bancos norteamericanos y vaya a usted a saber si de otras zonas del mundo.

Pasa que las bolsas se han hundido, emprobreciendo a millones de familias y empresas y pasa que las condiciones de crédito son cada vez más difíciles y más caras. Y pasa que la confianza, la raíz de este negocio, está resquebrajada y va a costar tiempo recuperarla.

Cuál será el grado de deterioro que el BCE se ha visto olbigado a inyectar en el mercado 100.000 millones de euros y la FED en torno a los 600.000 millones de dólares. La cruda realidad es que los expertos ya no hablan de una crisis de liquidez fruto de la desconfianza que generó la contaminación de las hipotecas "basura" allá por agosto de 2007, sino que podemos estar ante una crisis de solvencia.

Es posible que nuestro sistema financiero sea fuerte y esté perfectamente vigilado, lo cual no nos hace inmunes. España necesita financiar en el exterior el 10 por ciento de su PIB anual y hoy por hoy ni está esa financiación ni se la espera a no ser a precios desorbitados.

Es decir, que nuestro sistema financiero, no todas las instituciones en el mismo grado, con problemas de impagados y algunas metidas hasta las cachas en el quebrado sector inmobiliario, lo están pasando mal y peor que lo van a pasar. La unión de las dos crisis es letal para España y ya lo han señalado así analistas y expertos de la Unión Europea y del FMI.

Lo único positivo que tiene este nuevo episodiodel crack es que vaya apareciendo el billón de euros que valen los activos contaminados, sepamos qué entidades los tienen y en qué cuantía. Sólo cuando se produzca ese necesario saneamiento, la confianza volverá y el mercado tenderá a estabilizarse, aunque para entonces, no lo conocerá ni la madre que lo parió.

En este contexto, escuchar de nuevo a la vicepresidente decir que sadremos de ésta y que lo importante es que lo hagamos sin recorte de los derechos sociales, resulta grotesco e irresponsable.

Todos los agentes económicos habrán de apretarse el cinturón si queremos que el recorte de nuestro nivel de vida que ya sufrimos no se eternice en el tiempo ante la falta de diagnóstico y medidas que el gobierno ni hace ni toma.

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