martes, 30 de septiembre de 2008

Rechazo de plan de recate podría ocasionar una recesión

WASHINGTON.- Las consecuencias del rechazo legislativo al plan de rescate financiero ideado por la Casa Blanca quizá se traduzca en funestas y duraderas consecuencias para la economía estadounidense y, por ende, la global.

El rechazo legislativo al plan de 700.000 millones de dólares defendido con denuedo por el presidente George W. Bush conmocionó el lunes al Capitolio, Wall Street y la Casa Blanca.

"Fue una convulsión económica al estilo (de los atentados terroristas) del 9/11", advirtió el decano de la Facultad de Ciencias Empresariales de la Universidad Golden Gate, Terry Connelly, en referencia al rechazo. Tras conocer la noticia, los inversionistas acudieron masivamente a la venta e hicieron que el promedio industrial del Dow Jones perdiera casi 780 puntos, el mayor retroceso de su historia.

Los legisladores rechazaron el plan por 228-205 votos, y los líderes demócratas y republicanos y el secretario del Tesoro Henry Paulson prometieron seguir trabajando en un plan B aceptable para todos.

El Departamento del Tesoro seguramente colaborará con otros organismos gubernamentales, entre ellos la Reserva Federal y la Federal Deposit Insurance Corp., para encarar los problemas caso por caso.

"Los recursos a nuestro alcance son sustanciales pero insuficientes" sin un plan de rescate, advirtió Paulson.

La Reserva Federal podría adoptar además ciertas iniciativas para paliar la crisis.

La Fed, que aportó miles de millones de dólares en créditos a corto plazo a los bancos, podría ampliar esas líneas crediticias.

Además, la Fed podría facilitar a los bancos y firmas de inversiones la obtención de créditos de emergencia del banco central al ampliar el tipo de garantía real que aceptaría para respaldar dichos créditos.

Y, si empeora la crisis crediticia, la Fed tiene poderes para, en circunstancias extremas, ampliar los créditos de emergencia a otros tipos de empresas e incluso a individuos.

La Fed podría además cambiar de opinión y comenzar nuevamente a abaratar sus tasas de interés.

El economista Brian Bethune, de la firma Global Insight, insistió que una reducción sustancial tendría efectos poderosos. Abarataría la tasa primaria, ahora en el 5%, que es la base de referencia para las tarjetas de crédito y muchos otros tipos de préstamos de consumo.

Incluso si el plan fuera adoptado por el Congreso y diera fruto, muchos creen que la economía se contraerá en el últimos trimestre de este año y el primero del próximo, definición clásica de una recesión.

El desempleo _ ahora en el 6,01%, el mayor en cinco años _ seguramente subirá al 7% o al 7,5% para fines del 2009, el mayor desde la recesión de 1990-91.

Además, podrían quebrar más bancos. En el segundo trimestre que concluyó en junio, la Federal Deposit Insurance Corp. (Corporación Federal de Seguro de Depósitos) estimó que 117 bancos y cajas de ahorros están en apuros, el mayor número desde el 2003.

Y las consecuencias de la contracción económica estadounidense casi con seguridad tendrán repercusiones globales. "Cuando Estados Unidos estornuda, el resto del mundo se acatarra" es un dicho popular entre economistas y políticos a escala global.

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