El primer ministro, Gordon Brown, presentó hoy un plan que contará con unos 1.200 millones de euros para ayudar a los primeros compradores y a los poseedores de hipotecas ante las dificultades derivadas del colapso internacional del sector de crédito y el incremento de la presión de precios. Sin embargo, el proyecto ya ha sido calificado por la oposición como de "supervivencia" para un mandatario que trata de recuperar posiciones tanto ante la opinión pública como frente a su propio partido.
Una de las principales medidas será la exención del IAJD para las viviendas de menor coste, que verán cómo pueden ahorrase hasta 2.160 euros gracias a la congelación de una tasa que hasta ahora obligaba a pagar al Gobierno un 1% de la compra de las propiedades valoradas entre los 150.000 y los 300.000 euros.
No obstante, los compradores de viviendas valoradas en más de 300.000 euros continuarán con la misma presión fiscal, el 3%, al igual que los que adquieran inmuebles por encima de los 600.000 euros, que mantendrán el 4% en materia de timbres vigente hasta ahora.
La decisión ya ha tenido su traducción en el mercado y las acciones en la principal constructora británica por volumen, Taylor Wimpey, subieron un 10% tras el anuncio, al igual que las de otras compañías del sector que también experimentaron aumentos, aunque de menor impacto. Además, la mayor entidad en materia de hipotecas, Halifax, saludó la iniciativa como "sensible" y auguró que "ayudará" al sector de la vivienda.
Sin embargo, los expertos han apuntado que aunque el coste medio de una vivienda caerá con el temporal nuevo límite del IAJD, este índice es el resultado de amplias variaciones entre distintas áreas del Reino Unido que provocarán que mientras los compradores del norte de Inglaterra o el este experimenten importantes cambios, los de zonas como Londres o el sureste y el suroeste apenas vean su efecto, debido al elevado precio de la vivienda.
Aparte, el paquete de medidas presentado por Brown consta de tres puntos prioritarios que incluyen un nuevo plan de rescate de hipotecas para amparar a las familias en riesgo de reposesión debido a los cambios operados en el mercado, que han dejado a miles de economías domésticas en 'números rojos' y con dificultades para abonar las rentas que venían pagando por sus viviendas.
Asimismo, figura un nuevo proyecto destinado a ayudar a los primeros compradores que, bajo el nombre 'Home Buy Direct', llevará al Gobierno y los promotores a ofrecer créditos libres de impuestos de hasta el 30%. Por último, se estimulará la protección oficial, con partidas adicionales para animar a los propietarios y ayuntamientos a construir viviendas más asequibles.
El plan de vivienda es el primero dado a conocer de la estrategia diseñada a lo largo de este verano para relanzar a un Gobierno hundido en las encuestas y recuperar la imagen de Brown, quien tras el prestigio que se forjó como gestor en sus diez años como ministro de Hacienda tiene ahora un plazo limitado por su partido para ganarse la confianza de los británicos si quiere agotar la legislatura en mayo de 2010.
El propio primer ministro se ha reivindicado como "la persona adecuada" ante el desafío de "guiar al país en tiempos difíciles" y ha prometido que las medidas que adoptará en otoño servirán para que los ciudadanos cuenten de nuevo con el Ejecutivo, que prevé anunciar la próxima semana nuevas actuaciones para aliviar la presión sobre las facturas de la energía.
No obstante, pese a las medidas previstas, Gordon Brown tiene importantes dificultades que superar para garantizar al Laborismo el cuarto mandato, ya que tras la pérdida encadenada de elecciones y la caída libre experimentada en los sondeos, una encuesta ha revelado que los británicos cuestionan que las nuevas actuaciones se vayan a traducir en una diferencia significativa para sus economías.
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