viernes, 10 de octubre de 2008

Brasil se apresta a convertirse en potencia petrolera

RÍO DE JANEIRO.- A 6,4 kilómetros (cuatro millas) de profundidad en las costas de Brasil hay miles de millones de barriles de crudo ligero recientemente descubierto, que podría transformar al país en una potencia petrolera.

El presidente Luiz Inacio Lula da Silva calificó el hallazgo como "un regalo de Dios" y se comprometió a poner fin a la pobreza que ha abatido desde hace mucho a su país, y a reducir la marcada brecha entre los ricos y pobres.

Pero antes que la retórica se convierta en una realidad, Brasil debe primero llegar a las reservas marítimas, consideradas entre las de mayor profundidad en el mundo, y a continuación deberá administrar los enormes ingresos que generarán, una formidable tarea que ha dejado a las economías de otros países sumergidas en la corrupción y con un abismo aún mayor entre ricos y pobres.

La puja por esos ingresos ya ha comenzado.

Los comandantes militares han solicitado un aumento de su partida para su sector, destacando la necesidad de iniciar un programa para un submarino atómico y una nueva flota de aviones de combate a fin de proteger el petróleo.

Se calcula que los nueve yacimientos descubiertos el año pasado contienen de 50.000 a 80.000 millones de barriles de crudo ligero, que cuadriplican las actuales reservas probadas de Brasil. Con este hallazgo, Brasil puede garantizar el suministro de todas sus necesidades por casi un siglo o podría convertirse en uno de los principales exportadores petroleros del mundo.

La explotación de los nuevos pozos pone a prueba la capacidad de la empresa estatal Petroleo Brasileiro SA, que tiene una experiencia de décadas en la perforación en aguas profundas.

Los pozos petroleros serán los más complicados y costosos que se hayan explotado. Los analistas señalan que el proyecto requerirá de por lo menos unos 600.000 millones de dólares en inversiones por un período de 30 años.

Los yacimientos situados en aguas profundas se hallan a unos 300 kilómetros de la costa en el zócalo continental brasileño en el océano Atlántico, más de un kilómetro y medio de profundidad de la superficie marítima y debajo de otros cuatro kilómetros de una capa de tierra y sal corrosiva. Las capas de sal pueden resquebrajarse y perforar las tuberías, por lo cual constituyen unas de las substancias más difíciles de perforar.

Si se tienen en cuenta esas condiciones, las fuertes corrientes marinas y las plataformas flotantes, la tecnología que se requiere para taponar la capa salina que recubre el petróleo de Brasil solo es comparable a la que se usó en el descenso del hombre en la Luna, comentó Eric Smith, un experto en perforación del Instituto de Energía Entergy-Tulane de la Universidad Tulane, de Nueva Orleáns.

Petrobras usará un sistema de resonancia sísmica para hacer un mapeo de las reservas, pero aún así no se obtendrá una clara imagen a causa de la capa salina, que hace borrosa la visión, señaló Judson Jacobs, director de tecnología aplicada a corrientes marítimas de Cambridge Energy Research Associates en Cambridge, Massachusetts.

Los pozos perforados también deben resistir la presión que hay en las grandes profundidades, agregó Jacobs.

Pero existen otros problemas logísticos al margen de la ingeniería.

La reciente alza de precios del crudo a niveles sin precedente ha provocado una escasez mundial de equipos de perforación justo cuando Brasil los necesita más.

El país tendrá que alquilar unas 138 plataformas de perforación, o tendrá que construirlas por un valor de 1.700 millones de dólares cada una, y deberá encontrar por lo menos 200 buques para transportar el crudo y el gas por los próximos 30 años, según un estudio realizado a mediados de septiembre por el banco nacional de desarrollo de Brasil.

El considerable costo financiero podría comenzar con la reactivación de la inactiva industria de construcción naviera y la consecuente creación de decenas de miles de empleos, destacó Lula.

El mandatario designó una comisión ministerial para trazar los planes para reestructurar la industria petrolera a fin de acomodar el rápido crecimiento. Esa comisión deberá hacer recomendaciones para la negociación de nuevos contratos por parte de la empresa petrolera estatal para estudiar la capa salina que cubre los yacimientos.

Aún preocupa a algunos un posible retorno al sentimiento nacionalista y un trato injusto de los accionistas de Petrobras, cuyos capitales han financiado ampliamente los más recientes hallazgos y quienes esperan obtener ganancias.

Petrobras tendrá que trabajar con sus socios privados, con mayor probabilidad a través de acuerdos compartidos de producción en una mayor proporción de lo que favorecen los actuales contratos de concesión, señaló Christopher Garman, jefe de investigación en América Latina del grupo consultor Eurasia Group, con sede en Nueva York.

Garman calificó de "exagerados" los temores del nacionalismo que otrora dominó la industria energética de Brasil. Las leyes aprobadas en 1997 acabaron con el monopolio gubernamental en Petrobras, permitiendo que inversionistas extranjeros compraran hasta un 60% de la empresa. Aproximadamente un millón de ciudadanos brasileños también tienen acciones.

Los funcionarios oficiales insisten en que no cualquier empresa podrá participar en las tareas de perforación, pero negocian acuerdos conjuntos de producción entre Petrobras y accionistas privados, entre quienes figuran Royal Dutch Shell, BG Group Plc y una división de Galp Energia, la principal empresa energética de Portugal.

Entretanto, Petrobras, el principal accionista del sector energético de Brasil, mantendrá su posición de liderazgo.

Si el precio del crudo continúa sobre los 100 dólares el barril, los nuevos yacimientos submarinos producirán un ingreso mínimo de 5 billones de dólares, duplicando la participación del sector petrolero en la economía, el cual llegará al 20%, según Garman. Asimismo triplicaría las actuales reservas monetarias a 600.000 millones de dólares, dijo el presidente del banco central de Brasil.

Los impuestos y las regalías de Petrobras fueron de 34.000 millones de dólares, un 4% del ingreso del gobierno en el 2007.

La forma en que se usará el dinero tendrá una serie de ramificaciones.

Un diluvio de dinero producto del crudo ha acrecentado los abusos laborales y desequilibrios económicos en muchas naciones, como Nigeria. Asimismo ha provocado una creciente inflación e incluso ha sobrevaluado a las monedas locales, como experimentó Holanda en los años 60. En esos casos y en otros, el resultado llevó a un recorte en las exportaciones y el desempleo.

Lula ha insinuado que Brasil podría invertir una gran porción de sus ingresos, tal como Noruega ha hecho, en vez de usarlo para costear iniciativas.

Pero con 57 millones de brasileños en la miseria, el gobierno podría usar buena parte para ayudar a los pobres e impulsar la educación, aunque no se han anunciado nuevos programas sociales.

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