miércoles, 1 de octubre de 2008

¿Cómo Wall Street hipotecó a EE.UU.? / Olga Imbaquingo *

‘La avaricia es buena”, dijo Gordon Gekko, el personaje de ficción de la película ‘Wall Street’. Esa codicia tiene al sistema financiero de EE.UU. tambaleando.

No es la primera vez que el Gobierno sale al auxilio de los desmanes financieros, pero sí es la más histórica y la más costosa.

Desde Montana a Michigan, los demócratas y republicanos se oponen al cheque en blanco por el hecho de que los “gatos gordos” de Wall Street, “tuvieron una fiesta y nosotros vamos a pagarla”, como resume la revista Time.

Invocaciones a Dios, maldiciones a los responsables, filudos reclamos al secretario del Tesoro Henry Paulson es lo que se ha visto a lo largo de estos días ante la sensación de que no serían suficientes USD 700 000 millones para salvar a una industria, de la que no se tiene idea a cuántos trillones ascienden sus pérdidas.

Neal Boortz, analista radial, hace caer en cuenta que los estadounidenses no pueden estar financiando los errores de los que se hacen ricos. “Las tarjetas de crédito también tienen una deuda altísima. ¿Se puede imaginar a los contribuyentes también pagando esas deudas?”.

Según el Gobierno, sin ayuda federal para Wall Street no habrá dinero para préstamos para que los estudiantes sigan sus estudios, ni créditos para pequeños negocios. Las tarjetas de crédito restringirán el límite de gasto de los consumidores. El dinero de los jubilados que está en fondos de pensiones privados se desvanecería. Y la lista sigue y sigue.

¿Cómo se llegó a esto?, Paul Krugman ya en el 2005 lo advirtió: “la burbuja de la vivienda un día va a explotar”. Nadie le puso atención y esta se reventó.

A principios de esta década era más fácil comprar una casa endeudándose en el banco, sin presentar garantías de solvencia. Era el apogeo de la sociedad de propietarios que empezó en el gobierno de Bill Clinton.

Los bancos de inversión y de hipotecas encontraron a la gallina de los huevos de oro en ese negocio y empezaron a crear bonos que vendieron a bancos, aseguradoras, gobiernos locales y corporaciones públicas y privadas de Estados Unidos y del mundo. Esa fórmula fue la más rápida para hacer dinero.

Todo esto sin controles ni regulaciones. “Si en algún momento se habría puesto una mirada cuidadosa sobre los bancos, quizá este desastre económico se habría evitado”, dice Bob Kendall.

Llegó un momento en que el negocio de la vivienda se empezó a enfriar y esas casas que fueron compradas a precios tan altos se habían depreciado y los dueños no podían venderlas y no tenían para pagar las hipotecas. El jugoso negocio se derrumbó. Esta es la génesis de lo que ya se da en llamar “la socialización de los pecados de Wall Street”.

Es un hecho que cualquiera sea el costo para salvar a las instituciones contaminadas con una cartera de hipotecas impagable, aumentará el déficit fiscal.

Paulson ya pidió al Congreso elevar el techo de la deuda pública estadounidense a un récord de 11,3 trillones, al momento es de 10,6 trillones, lo cual podría debilitar aún más al dólar, aumentar las tasas de interés y arrastrar la economía más abajo.

“¿Por qué ahora debemos salvar a Wall Street cuando siempre nos han dicho el libre mercado se protegerá por sí solo?, la primera falacia es que lo que es bueno para Wall Street es bueno para el resto y la segunda es que Wall Street odia el socialismo. No es verdad, aparentemente sí les gusta el socialismo para pocos, para ellos, sin importarles el ciudadano de a pie”, dice David Love, de la organización BlackComentors.

Para él y para William Greider, escritor del libro ‘One World’, el auxilio a Wall Street es una extorsión “porque los políticos no saben qué hacer y tomarán la postura usual, porque es menos riesgosa que tomar responsabilidades”.

Es como que “Wall Street puso una pistola en la cabeza de los políticos y les dijo denme el dinero ahora o no me reclamen por las consecuencias de lo que venga”, escribe Greider en The Nation.

Y en menos de tres meses el Gobierno ha puesto bajo su protección a Fannie Mae y Freddie Mac, las dos corporaciones más grandes de hipotecas del país.

*Corresponsal en Nueva York de "El Comercio", de Quito

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