sábado, 4 de octubre de 2008

Contra el pánico / Francisco Muro de Íscar

Si algo puede empeorar la situación económica es el pánico de los ciudadanos o la impericia o la frivolidad de los políticos. Es evidente que no se puede ni se debe ocultar la información y que el realismo, el “tocar suelo” es imprescindible para afrontar la crisis, cualquier crisis.

Pero parece que los políticos, en primer lugar, y los medios de comunicación, inmediatamente después no estamos ayudando demasiado a mantener la calma y que estamos entrando en terrenos peligrosos. Es cierto que los datos son los que son, pero hay que mantener la calma, utilizar el sentido común, buscar acuerdos y transmitir serenidad.

Circulan rumores sobre la supuesta mala salud de alguna entidad financiera y nos hacemos eco de ello sin pudor. Y exigimos garantías de que todas las entidades financieras son sólidas y no van a quebrar. El propio Cristóbal Montoro decía que lo son, pero que si las dificultades crecen, la morosidad se dispara, quiebran muchas empresas, etc, lógicamente todos tendremos más problemas, incluidas las entidades financieras.

Más aún, si mañana, un diez o un veinte por ciento de los ciudadanos decidiera acudir de golpe a su respectivo banco a retirar sus depósitos, la Banca quebraría. Hoy, y hace cinco años. Por tanto, hablar de si el Estado garantiza o no 20.000 euros en cada cuenta bancaria, si ese tope debe o no subir o si el Estado tiene que garantizarlo todo, es un debate peligroso, que transmite desconfianza. El camino lo empezó a recorrer el vicepresidente Solbes y le hemos seguido todos. Mal camino.

Es cierto que todos los datos son malos y empeoran cada día o cada semana. La confianza de los consumidores que había subido en agosto, vuelve a caer en septiembre; tenemos cien mil parados más y ya se ha superado con creces el peor dato de las legislaturas de Aznar, ese que Zapatero prometió que nunca se iba a rebasar; el gasto social corre peligro; las inversiones en asuntos fundamentales como la educación y la investigación caen; es dudoso que se pueda mantener el gasto social si se ingresa menos y se gasta más; el déficit crece, es decir gastamos más y debemos más, lo que es una hipoteca peligrosa para la estabilidad del país...

Los políticos españoles deberían aprender de los americanos. Un presidente saliente ha sido capaz de reunir a los dos líderes que luchan por sucederle en la Casa Blanca y llegar a un acuerdo. Aquí deberían dejarse de zarandajas y pendejadas, como dicen en Hispanoamérica, sentarse a la mesa y no levantarse hasta que puedan decir a los ciudadanos que tienen respuesta para afrontar la crisis. O que van a trabajar juntos para buscarla. Todo menos dejar que cunda un pánico irracional entre los ciudadanos que siempre acaban siendo los que pagan las crisis.

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