jueves, 2 de octubre de 2008

Datos de recesión pura y dura / Fernando González Urbaneja

Los datos de empleo durante el mes de septiembre dados a conocer ayer avalan la presunción de que el tercer trimestre del año será de recesión. La pérdida de afiliación a la Seguridad Social durante el pasado trimestre asciende a casi 150.000 personas y el aumento del desempleo a más de 235.000 personas, lo cual revela una severa pérdida de actividad, caída de la oferta y de la demanda y un claro indicador de recesión. Esa de la que Solbes no quería oír hablar por falta de fundamento.

Junto a esos datos que confirman una tendencia acusada durante lo que va de año, se constata también que la confianza de los consumidores, medida por la encuesta que patrocina desde hace unos años el ICO, también refleja una tendencia recesiva. De manera que todos los datos son negativos y ratifican una economía declinante, en retroceso.

El paro ha crecido en 600.000 personas en un año, que desvanecen las aspiraciones de que la sociedad española supere un problema crónico del último cuarto de siglo: tasas de paro de dos dígitos, las más altas de los países desarrollados. El paro no es un problema actual, del ciclo en curso, es un problema crónico que pone de relieve la inflexibilidad del sistema productivo y una pésima utilización de las capacidades productivas.

A lo largo del ciclo anterior el aumento del desempleo se explicaba por la sustitución del factor trabajo por elementos productivos, por inversión tecnológica. Pero ahora el patrón es distinto, la destrucción de empleo es resultado de la pérdida de productividad, consecuencia de un diferencial de inflación permanente desde la incorporación a la disciplina de la moneda única. Ese diferencial se paga en pérdida de empleo y la factura ya se ha presentado al cobro.

Como consecuencia de estos datos de empleo, que pueden seguir empeorando a lo largo de los próximos meses, la credibilidad de las cuentas públicas, del proyecto de Presupuestos 2009, sale mal parada. Los Presupuestos de ingresos fiscales, tanto por IRPF como por cotizaciones, están sobrevalorados. Las cifras de afiliación media del año 2008 van a ser inferiores a las del año anterior, y, probablemente, superiores a las del siguiente.

Y las cifras de paro van a requerir más recursos para atender el seguro de desempleo. Los 2.000 millones de euros adicionales que el Presupuesto 2009 contempla trasladar al seguro de paro se van a quedar muy cortos. En lo que va de año (ocho meses), el fondo de desempleo ha entregado 12.650 millones de euros, casi 3.000 más que en el mismo periodo del año anterior, y la velocidad de crucero del último mes (agosto) supone un gasto anual de 20.000 millones de euros al año, frente a los poco más de 15.000 de los últimos doce meses.

Todos los datos indican una caída de la actividad económica acelerada y severa y aconsejan aparcar excusas y justificaciones para poner en primer término medidas concretas. Cada día miles de agentes económicos toman decisiones para hacer frente a la tormenta que tienen que ver con recortes de costes y de inversión, adoptados desde la desconfianza y el recelo al futuro. Invertir esos sentimientos y recuperar la confianza debería ser la tarea política prioritaria de todos. Pero no lo es.

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