viernes, 31 de octubre de 2008

El 1% vuelve a las andadas / Primo González

La Reserva Federal acaba de aplicar su segunda bajada de tipos de interés en pocas semanas al dejarlos en el 1%. El pasado 8 de octubre los bajó ya en medio punto, en aquella ocasión del 2% al 1,50% y de forma concertada con el Banco Central Europeo (BCE) que bajó del 4,25% al 3,75%. A diferencia de otros momentos de la historia económica reciente, la bajada del día 8 de este mes fue concertada entre numerosos bancos centrales, entre ellos los de Estados Unidos y la Eurozona.

Es de suponer que este recorte ahora, el segundo en apenas un mes, sea también concertado entre los grandes bancos centrales y a la vuelta de unos pocos días, entrado noviembre, la Eurozona disfrute también de otra rebaja, hasta el 3,25% previsiblemente, ya anunciada en todo caso por el señor Trichet, máximo responsable del BCE, durante su visita a Madrid esta semana.

Una bajada de un punto en un mes es un asunto de importancia mayor en las economías occidentales, que sólo puede justificarse en condiciones excepcionales, bien porque la inflación se haya derrumbado (lo que no ha sucedido), bien porque las campanas de la recesión suenen con suficiente insistencia como para adoptar medidas de urgencia sin precedentes. Son actuaciones casi de emergencia.

De momento, no parece que los recortes hayan servido para asustar a nadie. Más bien, han suscitado una corriente de optimismo y expectativas favorables, que los mercados (ya veremos si también la economía real) han recibido con alborozo inicial. El recorte acelerado de tipos de interés tiene antecedentes bastante recientes en la historia económica estadounidense.

No así en la europea, en donde sólo algunos países (España, sin ir más lejos) hubieron de afrontar esta tarea, aunque por motivos de convergencia con el resto de sus socios en la zona euro.

A diferencia de lo que sucedió en Estados Unidos en la fase anterior (que se desarrolló entre mayo del año 2000 y junio del 2004), ahora existe poco margen para las bajadas, aunque los tipos se hayan reducido en apenas tres semanas a la mitad.

En la fase anterior, los tipos bajaron desde el 6,50% hasta el 1% en un proceso más gradual desarrollado a lo largo de casi cuatro años.

Por lo tanto, puestos a inyectar estímulos a la economía, lo que se hizo a principios de la década tiene escaso paralelismo, en la instrumentación monetaria, con los escasos márgenes de que dispone actualmente la Reserva Federal, que sólo con bajar un punto los tipos de interés los ha dejado ya en mínimos históricos, sin más margen que el de entrar en una fase tipo japonés, con tipos cero y, en cualquier caso, con tipos de interés negativos, en la medida en que se encuentran claramente por debajo de la inflación.

¿Servirán efectivamente para algo estas bajadas, más allá del esplendor inmediato que provoca reacciones fulgurantes de las Bolsas, que por lo general duran un día?

En enero del año 2001, la Reserva Federal de Estados Unidos bajó los tipos de interés oficiales desde el 6,50% hasta al 6% tras medio año de tipos en la cúspide con los que el banco central estadounidense pretendía yugular la inflación y poner un poco de orden en una economía desbocada y fuertemente dislocada por los cambios que produjo la denominada "burbuja tecnológica" tanto en las economías como en los mercados.

El experimento fue de cierta utilidad, pero el día 3 de enero del año 2001 la Reserva Federal inició una etapa de moderación de las tasas de interés con objeto de impedir que el desencanto de aquella fulgurante etapa alcista se convirtiera en una profunda recesión.

La carrera de bajadas de tipos fue descomunal, tanto por su intensidad como por el corto periodo de tiempo en el que se desarrolló. El 25 de junio del año 2003, la Reserva Federal realizó el último movimiento descendente y bajó los tipos hasta el 1% (lo que no sucedía desde el año 1958) y ahí los mantuvo hasta el último día de junio del año 2004, en el que dio comienzo otro ciclo, esta vez alcista.

Aquella bajada y su estación término, el 1%, han sido analizados con cierta severidad en los últimos meses como fuente de muchos de los males que hemos vivido en el último año y medio.

El 1% de interés básico en Estados Unidos, con una inflación en torno al 3,5%, es todo un desafío a los pesimistas y a los inactivos. Invita a muchas cosas.

Las que se hicieron, con este estímulo, entre los años 2003 y 2004, cuando estuvo vigente el 1% (etapa que finalizó el 30 de junio del 2004, con la primera subida del nuevo ciclo hasta el 1,25%), no son hoy gratamente recordadas porque suenan a irresponsabilidad, alegría desbordada, iniciativas sin base suficiente y todo un sinfín de prácticas que han conducido a las empresas y a los particulares, con la activa colaboración de los bancos, a la subida más espectacular del endeudamiento que jamás haya presenciado la economía capitalista.

Como se ve, poco hemos tardado en tropezar en la misma piedra, aunque ahora tenemos muchas lecciones aprendidas. ¿Será esta vez el 1% fuente de inspiración creativa y no de perdición, como en los años 2003 y 2004?

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