domingo, 19 de octubre de 2008

El capitalismo de Estado de Gordon Brown

WASHINGTON/BRUSELAS.- El destino ha querido que un escocés nacido en Glasgow dinamite en una semana la ingente obra de su más ilustre compatriota.Quizá sin pretenderlo, asfixiado por las circunstancias, Gordon Brown ha liderado una cruzada contra el lado más salvaje del capitalismo. El primer ministro británico pasará a la Historia como el padrino de un nuevo sistema económico, muy cercano a las tesis del capitalismo de Estado desarrollado con diferentes matices en países como Rusia o China, analiza hoy "El Mundo".

Con su intervención directa en el capital de los bancos con problemas, Brown destierra el liberalismo en estado puro alumbrado por Adam Smith, en 1776, en su obra La riqueza de las naciones. Y emerge como un líder capaz de arrastrar en su favor a los políticos más poderosos de Occidente. Todos ellos transitan ya por la senda abierta por Brown.

La marcha hacia un nuevo orden financiero mundial no tiene vuelta atrás. Cuando el hijo de Milton Friedman, David, que ha llevado las teorías a favor del libre mercado de su padre al extremo de definirse como «un anarcocapitalista», quiere que gane un demócrata unas elecciones presidenciales, es que estamos ante un cambio cataclísmico en el debate económico.

Pero así es. David Friedman, que es profesor de la Universidad de Santa Clara, en California (un centro de los jesuitas que no encaja bien con el declarado ateísmo del académico) cree que «Bush ha sido claramente un desastre desde el punto de vista de los libertarios y conservadores porque ha llevado a cabo un aumento increíble en el gasto público».Y concluye: «Espero que Obama gane».

Así que el debate económico está en un momento de inflexión.Han pasado 36 años desde que el padre de David, Milton, cobrase 5.000 dólares de la época (que hoy equivaldrían a casi 19.000 euros) por escribir un documento para la Bolsa de Chicago defendiendo la liberalización de los mercados financieros.

Aquel texto fue la base para que el mercado de Chicago presentase, en 1972, el primer futuro de divisas. Acababan de nacer los derivados. Cuatro años después, Friedman -heredero directo de Adam Smith- ganaba el Nobel. En 1989 caía el Muro de Berlín y el capitalismo derrotaba en toda línea al comunismo.

Finalmente, el llamado capitalismo anglosajón -basado en los mercados financieros y en una escasa intervención del Estado-, se impuso al capitalismo renano francés y alemán, del mismo modo que había derrotado al capitalismo japonés en los 90. Y las cifras lo demostraban: EEUU y Reino Unido han crecido en la última década al 2,9% anual de media. Francia, al 2,4%. Alemania, al 1,5%.Italia, al 1,4%.

Hasta ahora. La explosión de la burbuja inmobiliaria en EEUU y la crisis financiera mundial han resucitado, más que al capitalismo renano, al socialismo con características chinas de Beijing.Los poderes públicos han tenido que asumir las pérdidas de las empresas privadas.

Y eso, a un coste descomunal. El consejero delegado de la empresa de análisis bursátil IG Fusion, Barry Ritholtz, estima que el coste de todos los rescates de la banca para EEUU será de tres billones de dólares (2,2 billones de euros), es decir, un 22% del PIB de la primera economía mundial.

Así que la crisis del sistema ha provocado una entrada en escena del capitalismo de Estado para evitar una reedición de la Gran Depresión de los años 30.

«La crisis ha sido un proceso inexorable.Pero ese proceso ha sido acelerado y agravado por la decisión de dejar caer el banco de inversión Lehman Brothers. Por eso, el G-7 ha venido a decir que no se tolerarán más colapsos, en una clara referencia a Morgan Stanley», ha explicado David Stowell, un ex directivo de banca de inversión que ahora es profesor de Finanzas en la Escuela de Negocios Kellogg, de la Northwestern University, en Chicago.
Stowell, sin embargo, niega que se esté yendo hacia el capitalismo de Estado: «No ha habido un rescate de los bancos, sino una serie de medidas para restaurar la confianza. Y eso era necesario. Hace 10 años, yo trabajaba en Goldman Sachs en Japón. ¿Y sabe cuál era la empresa financiera más sólida del mundo? AIG». Hoy, ha sido nacionalizada.

Otros expertos, sin embargo, opinan que estamos ante un momento sin parangón en la Historia. «La intervención del Tesoro en el capital de los bancos es mucho mayor que la que tuvo lugar durante la Gran Depresión de los años 30», advierte a este periódico el profesor de Historia de los Mercados de la Universidad de Nueva York Richard Sylla.

Es, además, una intervención improvisada lo que puede provocar tensiones. «El plan del Tesoro puede hacer que los supervisores del sector público y los gestores de los bancos choquen», señaló a "El Mundo" el columnista de Financial Times, Martin Wolf.

Pero, después de taponar las vías de agua, hay que reforzar todo el barco de la economía mundial. Y eso no va a ser fácil. El G-7 se va a reunir en Nueva York, en una cumbre extraordinaria, probablemente el mes que viene. Los europeos están hablando de un nuevo Bretton Woods, en referencia al acuerdo que sentó las bases del orden económico internacional tras la Segunda Guerra Mundial.

El problema es que Bretton Woods no tiene nada que ver con la actual crisis. «Por ahora, los problemas son los desequilibrios internos de las economías, no los desequilibrios externos, aunque a medida que EEUU se recupere habrá que reajustar toda la economía mundial. Entonces será el momento de buscar reajustes», explica Wolf.

Unos reajustes que implicarán reconocer el poder que tienen economías como la china, la india o las de Extremo Oriente. Se ha acabado la era en la que Occidente y Japón controlaban la economía mundial.

Pero, entretanto, la clave es más intervención del Estado. Algo que no gusta a algunos expertos, como Allan Meltzer, de la Universidad Carnegie-Mellon, que, tras la muerte de Friedman, es el principal monetarista del mundo. Fiel a sus creencias del libre mercado, Meltzer rechazaba, en un email remitido a este diario, la introducción de nuevas regulaciones en los mercados.

Entre ellas, los derivados que tanto gustaban a Friedman, y que fueron calificados por Warren Buffett, el tercer hombre más rico del mundo, como «armas de destrucción masiva financiera».

Un mayor control del mercado es la opción que defienden políticos tan heterogéneos como el británico Gordon Brown, el francés Nicolas Sarkozy y la presidenta de la Cámara de Representantes de EEUU, Nancy Pelosi. No es, sin embargo, un mero debate político.

El Banco Mundial y el FMI han dejado de usar en sus documentos internos la palabra «desregulación», para pasar a emplear «mejor regulación». Un cambio muy lógico. Porque Occidente ha incumplido manifiestamente lo que había exigido siempre al resto del mundo.

Hace tres años, el FMI atacó duramente a India cuando ese país estudió prohibir las ventas a corto de acciones, en las que un inversor apuesta por la bajada de un valor. Ahora, esa institución no ha alzado la voz para criticar a EEUU y al Reino Unido por hacer exactamente eso.

Pero, para Meltzer, la regulación es el origen de esta crisis.Y apoya ese argumento con un dato demoledor: «La razón fundamental de la crisis fue la regulación de Basilea [un acuerdo entre los bancos centrales y los reguladores de todo el mundo para modernizar los sistemas de supervisión de la banca]. Basilea obligó a los bancos a tener más capital si aumentaban el riesgo de sus activos».

«Los bancos esquivaron la regulación poniendo los activos con más riesgo fuera de su balance. En vez de un sistema mal monitorizado, pasamos a tener un sistema nada monitorizado», añade. Efectivamente, esos activos fuera del balance se convirtieron en el lugar en el que los bancos acumularon su deuda basada en hipotecas, que ahora no vale nada. Para Meltzer, «el problema son los incentivos».

Robert Zoellick, presidente del Banco Mundial, decía esta semana que, para prevenir crisis como la actual, la solución es «un Facebook para la diplomacia económica multilateral». Es decir, una red de contacto permanente entre las grandes economías del mundo.

En EEUU ya se ha acuñado «el capitalismo 2.0», en referencia más a la intensificación de la información común que a una auténtica revolución reguladora e intervencionista, como proponen los amigos europeos de Zoellick -tiene muchos, de sus años como mediador comercial y subsecretario de Estado- a este lado del Atlántico.

Refundación

En el Consejo Europeo del miércoles, Sarkozy, presidente de turno de la UE, no dudaba al repetir que el objetivo de un nuevo Bretton Woods debe ser «la refundación del capitalismo». La expresión la recogía José Manuel DurÆo Barroso. El presidente de la Comisión rechaza la «caricatura» de «neo-liberal», tal vez porque, como le dijo, en tono jocoso, el presidente del Gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, a Gordon Brown en Bruselas, «miles de manuales de liberalismo se están quemando ahora en la hoguera».

«Al final, ha ganado Sarkozy. Está haciendo todo lo que soñó y nos parecía o descabellado para la economía o peligroso para la unidad europea», decía, esta semana, un veterano comunitario crítico de Sarkozy, ante la verborrea del galo, que menciona hasta «una moneda común» para el globo.

Desde que llegó al poder, el presidente francés ha defendido la «gobernanza» de la zona euro, es decir, una coordinación política para que el Banco Central Europeo no mueva sus tipos de interés o preste más dinero sin ninguna directriz de los líderes de los Estados miembros.

Ahora, no sólo ha conseguido un pacto de presión conjunta sin precedentes, sino que se ha ganado como aliado a Brown, crecido por la crisis y convertido en el europeísta del momento. «¿Necesitamos la misma coordinación para la crisis económica que para la financiera? Desde el punto de vista de la presidencia francesa, la respuesta es sí, sí, sí», dijo Sarko el jueves, con su habitual teatralidad, aunque reconociera que aún falta «unanimidad».

El líder conservador exigía también más flexibilidad de la Comisión Europea en la vigilancia del déficit público. Y, con las circunstancias extraordinarias, el exceso por encima del 3% será reprobado ahora después de plazos mucho más largos y con una actitud comprensiva.

«Al final, nosotros teníamos razón con el modelo de capitalismo protegido por el Estado», comenta un político francés en Bruselas, con cierto desdén hacia la prensa liberal anglosajona. «El error está en la consideración del capitalismo anglosajón», precisa a este diario Robert Cooper, director de Política Exterior del Consejo de la UE.

«Tal vez, una de las lecciones de esta crisis sea que Reino Unido se parece más a Europa que a EEUU. No hay más que mirar al sistema sanitario. En Reino Unido, es aceptable que el Estado intervenga.En EEUU, algunos llamaban socialismo al plan Paulson», explica.

Aún así, Brown ha despertado la controversia en casa por eliminar, durante cinco años, el reparto de dividendos de los bancos que se acojan a su rescate. Según los críticos, esto hará caer el valor de las entidades en Bolsa, y el Estado tendrá que asumir nuevas ampliaciones de capital. Hacienda asegura que los bancos volverán a repartirlos, pero la estructura de negocio ya parece otra.

Neelie Kroes, la temida liberal responsable de Competencia en la Comisión Europea, no sólo bendice los cambios, sino que, de momento, los anima. Aún así, los estados miembros deberán revisar sus medidas cada seis meses para justificar su legitimidad. Juncker, a menudo el premier mejor informado, defiende: «Habrá que recordar, después de esta crisis, quién la resolvió: los políticos, no los banqueros».

LAS CRITICAS

El mercado financiero ha recibido con malestar la decisión de Gordon Brown de eliminar el reparto de dividendos de los bancos que se sumen a su rescate. Dicen que la medida hará caer el valor de las entidades en Bolsa y que abocará al Estado a asumir nuevas ampliaciones de capital.

EL BANCO MUNDIAL

Robert Zoellick: El presidente de este organismo defiende la creación de una red de contacto permanente entre las grandes economías para evitar nuevas crisis.

MIEDO A UNA PROFUNDA RECESION

0,2%... Es el crecimiento de la economía prevista por el FMI para la zona euro en 2009. En un momento en que sólo se habla de recesión, la pregunta es si se necesita la misma coordinación para la crisis económica que para la financiera.

-0,2%... Crecimiento negativo previsto para Italia, Reino Unido y España. Mal dato para afrontar la crisis.

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