domingo, 12 de octubre de 2008

El crac de 2008, los fantasmas que resucita, los temores que alimenta

PARÍS.- El crac de 2008 es un problema: los economistas no lo saben definir porque tiene que ver tanto con la objetividad de las cifras bursátiles como con sentimientos profundos que traen a la memoria dramáticas escenas de privación y violencia política de la historia reciente.

La actual crisis es la peor desde el colapso de Wall Street hace casi 79 años exactos, que desembocó en la Gran Depresión de los años treinta, coincidieron varios economistas consultados.

Puede merecer el nombre de "crac", pero los diccionarios son cautelosos al definir algo que tiene mucho que ver con los sentimientos, aunque existan ciertos puntos de referencia.

El lunes 28 de octubre de 1929, el índice Dow Jones de la Bolsa de Nueva York se desplomaba un 13%, con una nueva caída del 12% al día siguiente, que quedó en la historia como 'el martes negro'. A finales de noviembre, había perdido la mitad de su valor y en 1932, había perdido cerca del 90%.

En el crac de 1987, el 19 de octubre, el Dow Jones conoció un descalabro del 23% en una sola sesión, el mayor de su historia. Londres cayó un 20% en dos días.

La sabiduría colectiva estableció una escala para definir el crac: 10% en un día, 20% en dos días o 30% en semanas o meses. Y la mayoría de las grandes bolsas han perdido más del 20% en esta última semana.

Pero el real significado de la palabra no tiene tanto que ver con las cifras como con el temor que provoca. En Estados Unidos los años de depresión de antes de la Segunda Guerra Mundial dejaron imágenes de colas en las panaderías, pobreza masiva y finalmente el 'New Deal', con una inversión masiva del Estado, para relanzar la economía.

En Europa se guarda en el recuerdo la privación, la desesperación, pero sobre todo la llegada al poder de Adolf Hitler en Alemania, y Benito Mussolini en Italia.

En América Latina, se recuerdan las dictaduras militares que surgieron en casi todos los países de las ruinas de la democracias. Más recientemente, la palabra crac evoca para los argentinos el año 2001, "cuando la clase media fue aniquilada de la noche a la mañana", señaló el profesor Jonathan Story, de la Escuela superior de economía (INSEAD), cerca de París.

El 'corralito' que impidió la retirada del dinero de los bancos y la caída de un 80% del valor del peso con respecto al dólar destruyó entonces los ahorros de la clase media. El recuerdo de furiosos ahorradores golpeando cacerolas en las puertas de los bancos aún está fresco.

Estos fantasmas y estas emociones explican el impacto de la palabra. 'Crac' suena al hambre de 1929, al horror de Hitler y el saqueo de los almacenes judíos por los nazis en la 'Noche de cristal' (noviembre de 1938), a ruido de botas militares. También detrás de la palabra se esconde el fin de la ilusión del 'placer eterno'.

"No hay un único significado de lo que es un crac", indicó Jon Danielsson, un experto en crisis financieras de la Escuela de Economía de Londres. "Los cambios en nuestro bienestar de hoy se mezclan con el sentido histórico de lo que fue 'el' crac. Hoy estamos en el medio de un crac del mercado.... Hasta ahora la pérdida es seria pero no catastrófica", señaló.

"El crac de 1929 fue un desastre por la incapacidad de los gobiernos de entender la gravedad de la situación, incapacidad de tomar las medidas políticas adecuadas e incapacidad de coordinar internacionalmente", estimó. Ahora, dijo, "los gobiernos entendieron la gravedad de la situación y están cooperando admirablemente bien". Los economistas aprendieron o "están volviendo a leer los libros de historia."

"No conozco ninguna definición clara del 'crac', señaló el economista Gilles Moec, del Bank of América, en Londres. "Tiene que ver con el sentimiento colectivo... La palabra 'crac' provoca muchas emociones porque a la crisis le siguieron cosas muy malas".

"No conozco una definición correcta" de la palabra, coincidió el profesor universitario de Dublín Antoin Murphy, que escribió mucho sobre los cracs. Los cracs dejan "sufrimiento" y "cicatrices psicológicas" y afectan la salud de la gente, señaló.

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