sábado, 11 de octubre de 2008

El desplome de las Bolsas, un crac desencadenado por la crisis bancaria

PARÍS.- Nada parece detener la caída en picado de las bolsas mundiales que ha degenerado en crac desde hace un mes, a medida que la crisis financiera que empezó en Estados Unidos el verano de 2007 se extendía por Europa y agravaba el miedo por la economía mundial.

Principales interrogantes que plantea el desplome actual:

- ¿Por qué hablar de crac?

No existe ninguna definición universal del crac, pero los especialistas coinciden en referirse a un umbral del 20% de pérdida en un periodo de tiempo corto: la mayor parte de las grandes plazas mundiales acaba de caer más del 20% en una sola semana.

Sus pérdidas este año van del -35% en Nueva York al -46% en Tokio, pasando por un -38% en Londres, un -43% en París y un -44% en Fráncfort.

- ¿Cómo explicarlo?

La última ola de pánico empezó con la quiebra del banco de inversiones norteamericano Lehman Brothers, el 15 de septiembre, seguida de una cascada de fallos y rescates urgentes de entidades europeas, como Fortis, Hypo Real Estate o Dexia.

Estos acontecimientos volvieron sospechoso todo el sector financiero, al punto de que los bancos se niegan a prestarse dinero entre sí y agravan los riesgos de quiebras. Por otra parte, restringen el crédito a particulares y empresas.

Por último, los inversores temen una crisis económica brutal y duradera, que afecta ya a Estados Unidos y Europa y no debería perdonar a los países emergentes. Una crisis recorta mecánicamente los beneficios de la empresa, la hace menos atractiva en la bolsa.

- ¿Es ésta la peor crisis de la historia bursátil?

La comparación es muy difícil y ciertos índices son recientes (el CAC 40 parisiense se creó en 1988). Esta semana se han establecido varios récords, Nueva York y París han registrado sus caídas diarias más fuertes desde el crac de octubre de 1987.

Numerosos especialistas evocan "la peor crisis" desde el desplome bursátil de 1929, que sumió a los países desarrollados en la Gran Depresión.

- ¿Qué hacen las autoridades?

A diferencia de 1929, cuando respetaron el credo liberal y se abstuvieron de intervenir, los poderes públicos multiplican las iniciativas: salvar ciertas entidades en peligro (Dexia, Fortis o la aseguradora norteamericana AIG), garantizar los depósitos bancarios de los particulares, asumir los créditos dudosos de los bancos (plan Paulson en Estados Unidos).

Los bancos centrales también se activan en varios frentes: inyectan liquidez en el mercado monetario y, desde el miércoles, bajan los tipos de interés de forma conjunta.

- ¿Por qué estas medidas no calman los mercados?

Los inversores reclaman más. No pasa un día sin que circule una nueva reivindicación en los mercados: mayor coordinación entre los poderes públicos, otras bajadas de tasas, un "plan Paulson a la europea", una garantía pública de los préstamos en el mercado interbancario...

Por otra parte, los mensajes tranquilizadores de las autoridades aumentan el pánico: "Repetir que todo va bien pero que están listos para intervenir resulta paradójico", subraya Jean-Louis Mourier, de la firma de corretaje Aurel.

- ¿Se puede decir que las acciones no son "caras"?

La cuestión se plantea en cada caída de las cotizaciones, siguiendo el adagio bursátil que recomienda comprar "al son del cañón", cuando las acciones parecen tocar fondo y sólo pueden volver a subir.

El indicador más empleado es dividir el valor bursátil de una sociedad por el nivel esperado de sus beneficios: este "ratio" se sitúa hoy en día, en numerosos sectores, al nivel más bajo desde hace décadas.

Ahora bien, este cálculo implica que los analistas no se equivoquen al anticipar los beneficios de un grupo, y la incertidumbre sobre el crecimiento mundial es tan grande que nadie sabe hasta qué punto se apartarán de estas previsiones las cuentas de las sociedades.

- ¿Qué se requiere para que suban las Bolsas?

Para Jean-Bernard Parenti, gerente de SwissLife, "son necesarias varias cosas: una tregua en el mercado intercambiario, nuevas medidas públicas, buenas sorpresas sobre los resultados de las empresas, una reanudación de las fusiones-adquisiciones".

En opinión general, aunque después de un crac se producen repuntes puntuales, la purga puede ser larga: "saldremos aturdidos de todo esto, así que tendremos que contar los muertos antes de pensar en volver a empezar", confía Arnaud Riverain, de la firma de gestión Arkeon Finance.

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