A las 16,00 GMT, la divisa europea se cotizaba a 1,2840 dólares, contra los 1,3073 dólares del martes por la noche.
Frente a la moneda japonesa, el euro se derrumbó a menos de 130 yenes, su nivel más bajo en más de cuatro años, concretamente desde abril de 2004. A las 16,00 GMT se cotizaba a 127,77 yenes, contra 131,14 yenes el martes.
El dólar también retrocedía frente a la moneda japonesa, a 99,08 yenes contra los 100,31 yenes del martes.
La moneda única europea siguió siendo este miércoles víctima de la inquieta atmósfera que reina en los mercados. El lunes empezó la semana en unos 1,35 dólares, antes de perder de dos a tres céntimos por día.
A las 04,20 GMT incluso cayó hasta los 1,2743 dólares, su peor nivel desde el 7 de noviembre de 2006.
Respecto a su récord histórico de mediados de julio, cuando subió a un máximo de 1,6038 dólares, el euro ha perdido más de un 20% de su valor.
El anuncio de la celebración de una cumbre mundial sobre la crisis financiera, que reunirá a los países del G20 el 15 de noviembre cerca de Washington, no fue suficiente para tranquilizar a los mercados.
Además, mientras entre los inversores se extendía la idea de que Estados Unidos saldrá mejor parado de la crisis de lo esperado, en Europa estallaban las divergencias sobre los remedios para solucionarla.
Así, Alemania rechazó secamente la propuesta del presidente francés, Nicolas Sarkozy, de crear fondos soberanos nacionales para proteger a la industria europea de los predadores extranjeros.
"Los cambistas siguieron teniendo un débil gusto por el riesgo", observó Stuart Bennett, de Calyon.
"Si a ello se añade que Estados Unidos da la impresión de haber tomado las riendas en la búsqueda de una solución para la tormenta financiera, se comprende por qué el dólar y el yen acumularon ganancias", explicó el analista.
Este sentimiento se vio apoyado por las palabras del presidente de la Reserva Federal estadounidense (Fed), Ben Bernanke, que propuso el martes lanzar un nuevo plan de estímulo de la economía.
El Congreso ya adoptó en enero un primer plan de estímulo por un monto de 168.000 millones de dólares y lo puso en marcha en primavera. Ese plan tuvo un efecto positivo pero muy provisional, según los economistas.
En cuanto a la divisa británica, la libra esterlina también cedía este miércoles frente al dólar y se cotizó a su nivel más bajo desde septiembre de 2003, a 1,6139 dólares.
Esta pérdida llegó después de que el gobernador del Banco de Inglaterra, Mervyn King, dijo el martes por la noche que Gran Bretaña estaba entrando "probablemente" en recesión, palabra que también pronunció este miércoles el primer ministro británico, Gordon Brown.
Hacia las 16,00 GMT, la moneda británica también seguía a la baja respecto al billete verde, a 1,6337 dólar por libra, y frente al euro cedía 78,95 peniques.
Las víctimas colaterales de la renovada preferencia de los inversores por dólares y yenes fueron las monedas de las economías emergentes, con una fuerte tasa de interés y que prosiguieron con las pérdidas iniciadas hace una decena de días.
Por su parte, la onza de oro valía 744 dólares en el 'fixing' de la tarde contra los 772 dólares de la víspera.
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