sábado, 4 de octubre de 2008

El próximo presidente de EE UU lidiará con una economía frágil

WASHINGTON.- Aún con un aprobado paquete de rescate de 700.000 millones de dólares para el sistema bancario estadounidense, la crisis financiera y la economía frágil pesarán enormemente sobre el gobierno que tome las riendas en enero en Estados Unidos.

Lidiar con las crisis hipotecaria, de vivienda y crediticia que según el presidente George W. Bush van a tomar un buen tiempo para resolverse pudiera amenazar las políticas económicas prometidas tanto por el demócrata Barack Obama como por el republicano John McCain.

Obama admite que "el próximo presidente va a tener que moderar su agenda y algunas de sus propuestas". Aún así, ninguna de las partes está dispuesta a decir precisamente cuáles cambios pudieran tener que hacerse, si serán promesas suspendidas o demoradas.

El compañero de fórmula de Obama, Joe Biden, fue interrogado acerca de ello en el debate del viernes. Biden solamente mencionó unos pocos cambios: reducción de gastos innecesarios y "pudiéramos tener que demorar un compromiso que hicimos de doblar la ayuda exterior".

Su contraparte republicana, Sarah Palin, a la pregunta de si existía alguna promesa de campaña que ella tendría que retirar a causa de la crisis financiera, dijo: "Ninguna".

Los presidentes recién electos generalmente no tienen problemas para conseguir la aprobación de leyes presupuestarias importantes y de otro tipo durante su primer año en el puesto.

El próximo presidente casi seguramente va a presentar una agenda ambiciosa, posiblemente después de las elecciones y en medio de grandes apremios: la crisis financiera y un creciente déficit presupuestario que, de acuerdo con proyecciones oficiales, va a alcanzar los 438.000 millones en 2009: eso sin incluir los costos del paquete de rescate.

Un punto central para las propuestas tributarias de los candidatos es que una serie de recortes de impuestos implementados por Bush van a expirar en 2010.

McCain mantendría las tasas de impuestos bajas para todo el mundo, incluyendo los más acaudalados. Para las empresas, los recortaría del actual 35% a 25%, argumentando que es la mejor forma de estimular la economía y crear empleos.

Obama, que dice que su programa ayudaría mayormente a la vapuleada clase media, retendría los recortes de Bush para las familias que ganan menos de 250.000 dólares al año e individuos con menos de 200.000, pero eliminaría los recortes para las personas por encima de esos niveles.

El senador por Illinois además ha propuesto elevar la tasa máxima marginal de impuestos, ahora de 35%, a 39,6%, y elevar la actual tasa de 33% a 36%. El dinero generado por esos incrementos de impuestos a los ricos pudiera ser utilizado por Obama para ayudar a personas de bajos ingresos.

Bajo Obama, el 1% que constituye el sector más acaudalado de la población _ aquellos que ganan 600.000 dólares anuales o más _ vería sus impuestos aumentar como promedio 93.709 dólares en 2009.

Para McCain, ese mismo sector vería sus impuestos reducidos por un promedio de 48.860 dólares.

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