El pleno de la cámara alta votó uno por uno los siete dictámenes de ley que componen la reforma, que permite a la estatal Petróleos Mexicanos (Pemex) mayores posibilidades para contratar a empresas privadas en áreas como exploración y producción de crudo.
La reforma aún deben ser aprobada por la Cámara de Diputados, donde han dicho que podrían hacerlo en los siguientes días. En caso de ser ratificada, el ejecutivo debe promulgarla para que entre en vigor.
Luego de la aprobación en lo general de los siete dictámenes, los senadores también aprobaron sin modificaciones tres artículos relativos a que los mexicanos podrán comprar "bonos ciudadanos" de Pemex y los contratos que la empresa estatal podrá hacer con la iniciativa privada.
La reforma estipula que Pemex puede celebrar contratos de obras y prestación de servicios con personas físicas y morales, que los pagos se harán siempre en efectivo, y en ningún caso se les cederá parte del crudo o sus derivados.
También establece que Pemex podría dar compensaciones a empresas contratadas bajo algunas condiciones. Por ejemplo, que la petrolera mexicana obtenga beneficios por la ejecución de alguna obra en el menor tiempo posible o que se le provea de nueva tecnología.
"La reforma energética moderniza a Pemex y fortalece al país... provee recursos a Pemex para acceder a alta tecnología para exploración, producción, refinación y transporte con autonomía de gestión", aseguró el senador del Partido Revolucionario Institucional, Rogelio Rueda.
Las propuestas fueron aprobadas en un edificio del Senado distinto a donde suelen sesionar, debido a bloqueos de seguidores del ex candidato presidencial izquierdista Andrés Manuel López Obrador.
La industria petrolera fue nacionalizada en 1938 y desde entonces es considerado un símbolo de la soberanía nacional.
Aunque la reforma fue respaldada por una parte de la izquierda representada en el congreso, otros se han sumado a la posición de López Obrador, del Partido de la Revolución Democrática (PRD), quien exigía que se incluyera una cláusula para prohibir expresamente la posibilidad de contratos de exploración y producción a empresas en áreas exclusivas.
La reforma difirió de la propuesta que el presidente Felipe Calderón presentó en abril y con la que pretendía extender la participación privada en áreas como la construcción y operación de refinerías, algo que finalmente fue rechazado por los legisladores.
Aún así, el gobierno ha manifestado su respaldo a la nueva propuesta y ha considerado que ayudará a renovar la industria petrolera.
Analistas, sin embargo, han considerado que es una reforma que no permitirá revertir la actual situación en el corto o mediano plazo y que tal vez no sería demasiado atractiva para la iniciativa privada.
"Falta por ver como se ponen en práctica los nuevos contratos, pero en este momento no hay nada interesante ahí para que nuevos jugadores se involucren en la industria", dijo a la AP David Shields, un experto independiente en energía.
A nivel internacional, las compañías han sido más proclives a participar en la industria petrolera a través de contratos de riesgo, mecanismos que implican compartir con empresas las ganancias o un porcentaje de la producción, lo cual fue prohibido con la reforma mexicana.
La industria petrolera se encuentra desde hace años en problemas, con la producción de crudo en declive.
En los primeros nueve meses del año la producción disminuyó en 9,7% a de 2,82 millones de barriles diarios en promedio.
Pemex ha señalado como una causa de la menor producción la declinación de su principal yacimiento de crudo en el Golfo de México, denominado Cantarell.
La producción tuvo en 2004 su mayor pico con 3,4 millones de barriles diarios, pero a partir del 2005 comenzó a declinar. En 2007, bajó a 3,1 millones de barriles al día.
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