jueves, 16 de octubre de 2008

El turismo inglés salva la campaña de invierno en la Costa Blanca

ALICANTE.- La fidelidad de los turistas británicos hacia la Costa Blanca y, sobre todo, en tiempos de crisis, el hecho de que los ingleses compraran sus vacaciones de este invierno casi un año antes de que la economía de Gran Bretaña entrara en recesión, supondrán este año un bálsamo para el sector turístico de la provincia que tiene prácticamente salvada la temporada baja gracias a que el 65% de las plazas están cubiertas por los ingleses.

El resto tendrá que ser completado con jubilados españoles cuyas pensiones les permiten todavía pasar temporadas largas en destinos como Benidorm, y con los ingresos que dejen los turistas del Imserso que, al menos, ayudan a cubrir gastos y mantener plantillas entre noviembre y abril a muchos de los hoteles que están amortizados, según las impresiones recogidas entre los empresarios alicantinos.

Un año más, los nuevos establecimientos dirigidos a un segmento más alto de la clientela, cuyos propietarios tienen que hacer frente a hipotecas muy altas, y los hoteles de ciudades como Alicante serán los que peor lo pasarán ya que, en el caso de ésta última, tras la bonanza de la Volvo Ocean Race -seis millones de facturación hotelera y hasta dieciocho del conjunto del sector turístico-, muchos empresarios se han vuelto a dar de bruces con la crisis que, por ejemplo, ha cortado de raíz los viajes de negocios y acabado con el cliente ocasional que surgió gracias al "boom" inmobiliario.

La decenas de potenciales compradores de una segunda residencia en la provincia que llenaban huecos los fines de semana en los hoteles de la franja litoral, desde Denia a Pilar de la Horadada. Hoy, este turista ha desaparecido, según apuntaron desde la patronal hotelera.

Cuando faltan tan sólo dos meses y medio para el final del ejercicio, pocos hoteles pueden asegurar que finalizarán el año con mejores resultados que en 2007.

Sin embargo, la crisis va por zonas y los grandes grupos de la Costa Blanca admiten que no terminarán tan mal como podían imaginar tras la caída en picado de la economía española y la crisis internacional.

La temporada alta -la Volvo Ocean Race la prolongó en Alicante hasta el pasado fin de semana aunque el reparto del pastel ha sido también desigual entre los propios hoteles de la capital de la provincia- se ha saldado con un descenso medio del 5% en la ocupación y una caída de dos puntos en la facturación.

No obstante, gran parte de los hoteles siguieron ganando dinero y abordan con moderado optimismo la temporada baja.

El turismo inglés y el hecho de que la provincia continúe siendo el destino más competitivo en la relación calidad/precio del Mediterráneo contribuyen a afrontar los próximos meses sin esperar demasiado sobresaltos, aunque los empresarios del sector también estén siendo víctimas de la crisis financiera a la hora de la renovación de las pólizas de créditos.

En cuanto al próximo verano la incertidumbre es todavía mayor a la que se palpaba en mayo de este año. Los hoteles cerraron la negociación con los tour operadores británicos con una subida media de los precios del 3% y éstos -en la temporada alta su cuota de mercado desciende considerablemente- tienen firmados los contratos, muchos con garantía de ocupación -las plazas se pagan aunque no las completen-.

La preocupación llega del turismo español, más sensible a la crisis, y que contrata muy tarde. La patronal hotelera ha decidido lanzar una oferta a los mayoristas españoles que consistirá en la congelación de precios o, lo que es lo mismo, veranear en 2009 en la Costa Blanca costará lo mismo que este año.

Por otro lado, el invierno 2009-2010 es todavía una incógnita porque "los ingleses no se mueven".

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