El gobierno utilizó sus nuevos poderes de emergencia para crear un nuevo banco que se hará cargo de la mayor parte de las operaciones nacionales de las otras entidades quebradas.
El primer ministro Geir H. Haarde advirtió que la crisis bancaria ha colocado a Islandia "al borde de la bancarrota nacional".
Los funcionarios gubernamentales anunciaron que el presidente Olafur Ragnar Grimsson fue hospitalizado el lunes y el martes tras ser sometido a una angioplastía coronaria y una dilatación coronaria. El mandatario no podrá reanudar sus tareas oficiales por varios días.
La bonanza bursátil de mediados de la pasada década respaldó el rápido crecimiento del sector bancario islandés, que empequeñeció el resto de la economía y financió proyectos en toda Europa y especialmente en Gran Bretaña, desde los comercios de modas a equipos de fútbol.
La estrategia dio a Islandia uno de los ingresos per cápita más elevados del mundo, pero cuando se agotaron los mercados del circulante en todo el mundo, sus bancos se vieron en apuros para refinanciar esas cuantiosas deudas.
Ahora, los islandeses ven con impotencia cómo se desmorona su economía, con funestas consecuencias en toda Europa, donde decenas de miles de personas tienen cuentas en filiales de los bancos islandeses.
El Mercado Nórdico de Valores OMX de Islandia dijo que la contratación de las acciones quedará suspendido hasta el lunes debido a las "inusuales condiciones del mercado".
La decisión del gobierno de hacerse cargo del Kaupthing, el principal banco del país y con bienes y deudas en todo el continente, significa que la Autoridad de Servicios Financieros controla ahora los tres bancos principales del país. Los otros dos, Landsbanki y Glitnir, se encuentran intervenidos por quiebra.
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