martes, 21 de octubre de 2008

España, entre los cinco países de la OCDE donde han disminuído las desigualdades en los últimos 20 años

PARÍS.- La brecha entre ricos y pobres se ha acentuado en tres de cada cuatro países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) en los últimos 20 años aunque no tiene el caracter "tan espectacular que se cree generalmente".

Mientras, España se encuentra junto con Francia, Grecia, Irlanda y Turquía, entre los países miembros que registran una disminución de las desigualdades, según se refleja en el informe 'Crecimiento y desigualdades' presentado hoy por el organismo en París.

El documento revela que en España se produjo una "clara disminución" de las desigualdades derivadas de la diferencia de ingresos de mediados de los ochenta a mediados de los noventa, una tendencia que se mantiene en los noventa y que provoca que en el conjunto de los últimos veinte años se pueda hablar de una "ligera disminución".

Por lo que respecta a la pobreza, es decir la tasa de población que tiene unos ingresos por debajo del 50% de la media, en España disminuyó con claridad de la mitad de los ochenta a mediados de los noventa, momento en el que experimenta un "claro aumento".

Mientras, en el seno de la OCDE, México y Turquía encabezan la caída de las desigualdades a partir de los noventa y en Grecia, Irlanda, Holanda y Reino Unido las reducen ligeramente. El estudio cifra el el incremento de las desigualdades en las dos últimas décadas entre un 7 y un 30% dependiendo del sistema de evaluación elegido.

En algunos países, como Alemania, Canadá, Estados Unidos, Finlandia, Italia y Noruega aumentó también la distancia entre los más ricos y las clases medias.

El documento pone de relieve asimismo que la movilidad social es menor en países con fuertes desigualdades, sobre todo en Estados Unidos, Italia y Reino Unido, mientras los países nórdicos, donde existe un mejor reparto de ingresos hay un mayor ascenso en la escala social.

Entre los más afectados por la desigualdad se encuentran las personas poco cualificadas y parados con escasa formación, a los que hay que añadir los que viven solos y las familias monoparentales.

De manera paralela se observa una extensión de la pobreza porque, si a mediados de los años 2000 era del 11% el porcentaje de población que se situaba en el umbral de la pobreza en 1985 era del 10%.

La proporción de pobres es mayor en Estados Unidos, Turquía y México, que cuentan con entre el 16 % y 19 % de la población. En el otro extremo se sitúan Dinamarca, República checa y Suecia, con un 5%.

Así, de mediados de los años ochenta a mediados de los noventa, la tasa media de pobreza de los 24 países de la OCDE para los que se dispone de datos aumentó un 0,6% mientras que en Alemania, Italia, Países Bajos, Nueva Zelanda y Reino Unido experimentaron subidas de entre 2 y 4 puntos. En España y Bélgica, el porcentaje de pobreza bajó en un porcentaje similar.

La OCDE alerta igualmente de que para los niños y los jóvenes adultos, la probabilidad de la pobreza es un 25% superior al del resto de la población y en el caso de los hogares monoparentales, tres veces más alta, a pesar de que los países de la OCDE gastan tres veces más en política familiar que hace veinte años.

A la vista de estos resultados, el secretario general de la OCDE, Angel Gurría, advirtió de que una desigualdad creciente es un "germen de división, polariza las sociedades, crea una fractura entre regiones y aumenta la brecha entre ricos y pobres, además de bloquear el ascenso social".

El informe destaca que en los países desarrollados, el hecho de que los Gobiernos hayan aumentado los impuestos y gasten más en prestaciones sociales ha impedido que las desigualdades sean todavía mayores.

No obstante, Gurría cree que los datos muestran que la fiscalidad para redistribuir la riqueza y reducir la pobreza han perdido eficacia durante los últimos diez años. "Querer llenar las lagunas de la distribución de los ingresos únicamente por un aumento del gasto social es como tratar los síntomas, no la enfermedad", sostiene.

De ahí que apueste por incrementar el empleo como el mejor método para reducir la pobreza al entender que las desigualdades se han agravado en buena parte por los cambios operados en el mercado laboral.

Así pues, la OCDE defiende mejorar el nivel de formación y adoptar medidas "eficaces" para que los parados encuentren trabajo.

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