sábado, 4 de octubre de 2008

Experimento le da al peso cubano un valor real

SANTIAGO DE CUBA.- Un experimento le está permitiendo a los empleados públicos de la zona oriental gozar de algunos privilegios fuera del alcance del cubano común: una buena hamburguesa, un bar con música de jazz y tragos fuertes.

Los sueldos típicos de 408 pesos (19,50 dólares) mensuales no alcanzan para cubrir la canasta familiar en Cuba, y mucho menos para pagar por una salida nocturna. Pero en Bayamo, el gobierno está haciendo un experimento en el que se le da al peso un poder de compra real.

En el "Paseo", como se conoce a seis cuadras llenas de restaurantes, peluquerías, heladerías y tiendas, los cubanos pueden hacer la vida de un turista, pagando precios accesibles. Por ejemplo, pueden escuchar música de jazz en vivo hasta las dos de la mañana en el Piano Bar, donde los mojitos cuestan 5,50 pesos, o 30 centavos de dólar.

Una cena al estilo de los años 50, con sabrosos sándwiches de albóndigas, cuesta 50 centavos, o tres centavos de dólar, lo mismo que una buena porción de helado.

"Casi todos los que nos visitan se sorprenden. La música está muy buena. Los cócteles son fuertes", comentó Ernesto Aldana en Piano Bar, donde los cuba libres de ron con hielo, cola y lima cuestan 4,80 pesos, o menos de 25 centavos de dólar.

"Es como si estuviera pagando en dólares", señaló.

En Cuba rige un sistema con dos divisas y la mayoría de los bienes más apetecibles están fuera del alcance del ciudadano común, que cobra en pesos cubanos, equivalentes a poco más que cuatro centavos de dólar.

Casi la totalidad de los artículos de consumo se cotizan en pesos convertibles, equivalentes a 1,08 dólares.

Cuba instauró el sistema de dos divisas tras el derrumbe de la Unión Soviética, que trajo aparejado a su vez el desplome de la economía nacional, la cual se enfocó a partir de entonces al turismo. Los negocios para turistas cobran en dólares y cotizan sus artículos a precios internacionales, prohibitivos para el cubano común.

Los cubanos sueñan con el día en que el gobierno instaure una sola moneda y en que los artículos de consumo estén a su alcance. Pero no se ha dado ningún paso en esa dirección desde que Raúl Castro asumió la presidencia a principios de año en reemplazo de su hermano Fidel, cuya salud está resquebrajada.

El gobierno tradicionalmente ensaya posibles cambios en la economía en las provincias. En Bayamo, ciudad de 140.000 habitantes y capital de la provincia de Granma, el Partido Comunista local comenzó a ampliar el poder adquisitivo del peso común en el 2005.

"Normalmente, de hecho hay una brecha entre la calidad de servicio que se le brinda a los extranjeros y el servicio a los cubanos", expresó Isidro Alonso, del Comité de Ideología del Partido Comunista de Bayamo. "Queremos borrar esto. Estamos en eso".

Para ello se necesitan grandes subsidios del gobierno. Los comercios del Paseo embolsan entre 1.000 y 1.700 pesos (50 a 80 dólares) diarios. Y el programa despegó solo cuando las autoridades de Bayamo lograron que el gobierno central aprobase la venta de productos de la zona como ron, mariscos, cerveza, yogur, carne, helado y quesos, que tradicionalmente eran enviados a otros lugares de la isla.

"Toma como ejemplo la leche condensada. Era un producto de aquí que se vendía en Santiago o donde sea. Y nosotros dijimos, '¿cómo es posible?'. Si lo hacemos nosotros en Granma, deberíamos poder venderlo en Granma", manifestó Alonso.

El alza en los precios de los productos, no obstante, hace que los subsidios resulten cada día más costosos, en momentos en que los huracanes Gustav e Ike afectaron seriamente la producción de alimentos en Cuba.

El gobierno ordenó que todas las provincias contribuyan más alimentos al resto del país y reduzcan la dependencia de las importaciones, indicó Humberto Rondón, director técnico del área de producción de una empresa estatal que produce quesos y helados en las afueras de Bayamo. Granma tendrá que destinar el 80% del queso que produce a otras regiones.

A pesar de los huracanes y de la subida en los precios de los alimentos, el experimento de Bayamo ha sido tan exitoso que el gobierno central sigue destinando 10 millones de dólares anuales, que permiten abrir nuevos negocios y mantener los que ya funcionan, declaró Alonso.

En toda Cuba se pueden comprar mercancías en pesos ordinarios. Pero los productos son malos y el servicio muy flojo.

"Sin divisas, normalmente uno no puede salir a comer, no puede salir nunca el viernes o los fines de semana. Pero aquí sí se puede", comentó Vilna López, quien alquila habitaciones en su casa, a tres cuadras del Paseo.

Hay gente que hace largos trayectos en autobús para poder gastar sus pesos en Bayamo.

"Me gustaría tener esto en casa, y eso que soy de La Habana", expresó Alexey Rodríguez.

El experimento de Bayamo, sin embargo, es demasiado costoso como para poder hacerlo en gran escala. Y no alcanza para compensar las debilidades del sistema de dos divisas.

Ana Luisa González gana 225 pesos al mes limpiando las calles del Paseo. Su hijo trabaja en una fábrica de tampones.

"Con eso vivimos", dijo González. "Los salarios en pesos no valen nada".

Cuando se le menciona todo lo que hay para comprar en el Paseo, la mujer, de 50 años, sacude la cabeza y dice que los precios allí también son prohibitivos para ella. Un pedazo de queso, afirmó, cuesta 80 pesos.

"Si compro dos quesos y dos yogurt, allí se va todo el salario. ¿Y entonces qué hago?", declaró.

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