El banco holandés se desplomó el pasado viernes, con una caída del 27%, que situó el precio de sus títulos en 7,34 euros, tras los rumores surgidos en el mercado sobre su falta de solvencia, y después de que anunciase por primera vez en su historia pérdidas trimestrales en el último trimestre del año.
A pesar de que la entidad salió el viernes al paso de las especulaciones para reafirmar su situación de solidez, el mercado castigó al valor.
Por el contrario, los inversores recuperaron hoy su confianza, después de que la entidad anunciase un plan de fortalecimiento de su núcleo de capital junto al Ministerio de Economía y el Banco Central de Países Bajos.
La entidad obtendrá una inyección de 10.000 millones de euros y el Gobierno controlará acciones del grupo por un valor idéntico al importe inyectado.
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