El Estado islandés ha tomado ya el control de los tres bancos más importantes del país, después de la nacionalización de Landsbanki y Glitnir en los últimos días.
En el centro de un huracán financiero que ha engullido a varios de los bancos más grandes del mundo, el primer ministro de Islandia ha advertido sobre el riesgo de una bancarrota nacional.
La Autoridad Supervisora Financiera de Islandia publicó en su sitio web que los depósitos domésticos del Kaupthing estaban totalmente garantizados.
"La Autoridad Supervisora Financiera de Islandia ha procedido, bajo los poderes otorgados por el parlamento islandés, a tomar el control de Kaupthing", expresó la agencia oficial en un comunicado.
"La acción tomada es un primer paso necesario para alcanzar los objetivos del gobierno y el parlamento islandés de garantizar la operación continua ordenada de los bancos domésticos y la seguridad de los depósitos domésticos", agregó el comunicado.
"Kaupthing Bank ha solicitado que las Autoridades Supervisoras Financieras (...) asuman el control de Knaupthing Bank (...). Más aún, la junta directiva al completo ha presentado su renuncia", explicó el banco en un comunicado.
Desde la entidad islandesa apuntan que el banco tenía una buena liquidez y una posición sólida, así como que hasta el 25 de septiembre sus depósitos aumentaron a un ritmo de 4.000 millones de coronas islandesas (26 millones de euros) al día.
"Teniendo en cuenta que por aquel entonces había claras señales de una fortaleza excesiva de la moneda islandesa, Kaupthing aseguró sus activos transfiriéndolos a monedas extranjeras, desaceleró el crecimiento de préstamos corporativos en Islandia y redujo su cuota de mercado en aquella zona", señaló el banco.
Al mismo tiempo, los mercados financieros internacionales comenzaron a sufrir fuertes tensiones, y los bancos se volvieron más reticentes a prestarse dinero, hasta que el pasado 29 de septiembre las autoridades islandesas anunciaron sus planes para adquirir el 75% del Glitnir Bank que estaba en problemas.
Esto, junto con una caída en picado de la corona islandesa, provocó que las agencias de 'rating' rebajaran sus valoraciones tanto del Gobierno como de los bancos islandeses, con lo que los inversores extranjeros se apresuraron en reducir posiciones en el país.
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