A la reunión, que comenzó pasadas las cinco de la tarde en el Palacio de la Moncloa y que se prolongó por más de dos horas, asistieron el consejero delegado del Banco Santander, Alfredo Sáenz; el presidente del BBVA, Francisco González; el del Banco Popular, Ángel Ron, y los presidentes de La Caixa, Caja Madrid y Unicaja, Isidre Fainé, Miguel Blesa y Braulio Medel, respectivamente.
Tras analizar la situación de incertidumbre creada en los mercados internacionales con la quiebra y rescate de diversas entidades, primero en Estados Unidos y después en Europa, los representantes del sector financiero incidieron en la salud y solvencia del sistema financiero español, gracias, en gran medida, a la labor del Banco de España de exigir fuertes provisiones, aún en periodo de bonanza económica, y de no permitir la proliferación de productos estructurados ni fuera de balance.
Las mismas fuentes explicaron que no se acordaron medidas concretas en la reunión, tal y como había adelantado Moncloa, porque no era la finalidad que se pretendía en el encuentro, cuyo objetivo era más bien el de compartir información y exponer la visión de las entidades ante la actual situación.
No obstante, Zapatero, informó a los representantes de estas seis entidades financieras con los que se reunió en el Palacio de la Moncloa de las medidas que el Ejecutivo adoptará de inmediato para incrementar las garantías de los depósitos en las entidades financieras.
El objetivo es reforzar la confianza de los ciudadanos, los depositantes y las empresas en el sistema financiero español, según fuentes de Moncloa.
Durante el encuentro, se puso de manifiesto la fortaleza y solvencia del sistema financiero español y se destacó el valor de la política de rigor realizada por el Banco de España a lo largo de los últimos años.
Zapatero, se desplazará este viernes a París para almorzar con el presidente francés, Nicolas Sarkozy, en el Palacio del Elíseo y preparar el próximo Consejo Europeo, donde la crisis financiera internacional ocupará un papel central, según anunciaron hoy fuentes del Gobierno español.
Tras el almuerzo, ambos líderes tienen previsto ofrecer una rueda de prensa que podría tener ugar en torno a las tres y media de la tarde.
La invitación formal de Sarkozy llegó en la tarde de ayer, después de que París admitiera haber advertido en los medios de comunicación que la reunión que el presidente francés y de la UE convocó este fin de semana entre los países europeos miembros del G-8 (Francia, Alemania, Reino Unido e Italia) había causado "malestar" en el Ejecutivo español.
Zapatero restó importancia la semana pasada a la reunión del G-4 y subrayó que los próximos encuentros trascendentales en los que la UE tendría capacidad para actuar frente a la crisis financiera internacional serían el que hoy celebran los ministros de Economía de los Veintisiete (Ecofin) en Luxemburgo y el próximo Consejo Europeo de los días 15 y 16 de octubre en Bruselas.
Antes de que Zapatero viajase el miércoles a San Petersburgo, desde El Elíseo se habló con Moncloa de la posibilidad de que hubiera un encuentro con Sarkozy. Sin embargo, el presidente del Gobierno español ya dejó claro entonces que no consideraba oportuno que esa reunión tuviese lugar antes del Ecofin, indicaron las fuentes.
Lo cierto es que ese mismo miércoles, y antes de que llegara una invitación formal por parte de París, Zapatero descartó en rueda de prensa en San Petersburgo que tuviera previsto reunirse con Sarkozy antes del Consejo Europeo para transmitirle la necesidad que planteó en Nueva York, junto al primer ministro británico, Gordon Brown y el presidente brasileño, Luiz Inácio 'Lula' da Silva, de una nueva regulación de los mercados financieros.
Pero finalmente sí habrá encuentro y en él el presidente expondrá a Sarkozy la importancia de "mantener los métodos comunitarios" a la hora de tomar decisiones porque se hace un flaco favor a Europa participando en un sistema decisorio que no implique a todos los Estados miembros, indicaron las fuentes.
Zapatero también defenderá que la UE actúe en la medida de lo posible de forma concertada y coordinada ante la crisis financiera, si bien España es partidaria de dejar un cierto margen de libertad a los Estados miembros según las necesidades de su sistema financiero.
De hecho, hoy el vicepresidente segundo y ministro de Economía, Pedro Solbes, no descartó la posibilidad de adoptar medidas de forma unilateral para garantizar los depósitos en España (como han hecho Irlanda y Alemania) si no hay una decisión de la Unión Europea al respecto, pero dejó claro que la prioridad del Gobierno español es que "la decisión sea europea".
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