martes, 14 de octubre de 2008

La inflación también afecta a ciertas economías del Golfo

DUBAI.- Los cuantiosos superávit presupuestarios podrían amortiguar los efectos de la pronunciada baja del crudo en algunos países del Medio Oriente. Empero, Irán, Irak y otras naciones encaran un sombrío panorama en los próximos meses para cubrir esos descubiertos debido al retroceso de los precios y la crisis financiera global.

Las diferencias son palpables: mientras los constructores en los Emiratos Arabes Unidos, cuya economía está más diversificada, siguen anunciando proyectos gigantescos y multimillonarios, los comerciantes de Irán se declararon en huelga los últimos días, e Irak podría descubrir que su superávit ocasionado por el encarecimiento del crudo es menor que lo anticipado, lo que retrasará la reconstrucción postbélica.

Otros países como Arabia Saudí deberán reducir ambiciosos proyectos.

"Los países del Golfo (Pérsico) cuentan con reservas suficientes para capear las malas épocas, y basaron sus presupuestos en precios del crudo más bajos que los actuales. Empero, los países pobres como Egipto ... carecen de esas reservas", comentó Jon Alterman, especialista para el Medio Oriente de la entidad con sede en Washington Centro para los Estudios Estratégicos e Internacionales.

En cuanto a Irán, la baja del crudo seguramente causará más problemas económicos al país y su presidente con vistas a los comicios presidenciales de junio. Empero, pocos creen, pese a las recientes huelgas, que se avecina una convulsión política.

"El crudo a 70 dólares el barril no amenaza la permanencia en el poder de (Mahmoud) Ahmadinejad", dijo Alterman. "Veinte dólares por barril, sí".

El crudo fue cotizado a primeras horas del martes a unos 83 dólares en Nueva York, muy por debajo de la marca de 147 dólares el barril alcanzada en julio.

Los miembros más intransigentes de la OPEP, como Irán, acudirán a la reunión del cartel en noviembre con la idea de reducir su cuota general. Irán indicó ya que desearía ver el precio en torno a los 100 dólares por barril, nivel que muy pocos analistas consideran sostenible.

Igualmente dudosa es la posibilidad de que el cartel reduzca su producción, dijo el analista Serene Gardiner, del banco Standard Chartered Bank, en Dubai.

"Defenderán enérgicamente la marca de 80 dólares, pero no la de los 100 dólares", agregó Gardiner. "No tiene objeto pedir algo imposible de conseguir".

Otros miembros más acaudalados (principalmente Arabia Saudí, el mayor exportador de crudo del mundo) son conscientes de que un repunte de los precios como ocurrió a principios de año podría empeorar la disminución de la demanda, especialmente en Occidente, lo que empeoraría la situación.

Empero, la intentona de Irán es comprensible.

El gobierno de Teherán depende de la exportación energética en el 80% de sus ingresos, un nivel que desea mantener Ahmadinejad ante el aislamiento internacional de Irán, causado por las diferencias con Occidente en torno a su programa nuclear.

La baja de los precios del crudo ocurre en un momento particularmente delicado para Ahmadinejad, cuya política económica preocupa a muchos iraníes de cara a las elecciones presidenciales del próximo año.

Muchos mercaderes se declararon en huelga la semana pasada en protesta por un aumento e el impuesto de venta del 3% decretado por el gobierno en septiembre. Los comerciantes iraníes fueron un respaldo importante de los estudiantes islamistas que derrocaron al sha en 1979 durante la Revolución Islámica.

Debido a esa presión, el gobierno acordó suspender el impuesto. Empero, la huelga continuó.

Según la agencia noticiosa estatal IRNA, un funcionario en la oficina de Ahmadinejad dijo que el país basó su presupuesto con el crudo entre 50 y 60 dólares por barril y que las recientes bajas "no afectarán nuestro presupuesto anual".

Mientras tanto Irak (que se afana por reconstruir su infraestructura) podría disminuir sus ingresos pese a contar con la tercera reserva más importante del mundo.

Según los auditores del Congreso estadounidense, el gobierno iraquí podría terminar el año con su superávit presupuestario de 79.000 millones de dólares, lo que contrarió a muchos estadounidenses porque han inyectado centenares de miles de millones de dólares en el país árabe.

Empero, esa cifra no parece ahora posible. El ministro de Hacienda de Irak, Bayan Jabr, dijo recientemente que la baja de los precios del crudo "sin duda alguna tendrán un impacto negativo en la economía" iraquí. Otros funcionarios iraquíes, indicaron que estudian el impacto en sus planes de gastos, aunque hasta ahora no ha sido adoptada decisión alguna.

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