domingo, 19 de octubre de 2008

Lo bueno, lo feo y lo malo de esta turbulencia

MADRID.- Esto es lo bueno, lo feo y lo malo que vamos a sacar de estos tiempos turbulentos. Lo bueno. La inflación puede bajar de forma acusada de aquí a fin de año. Hace tres meses, en julio, el barril de petróleo estaba en 146 dólares. Los transportistas hicieron unas huelgas por toda España, se desabastecieron los mercados y todos nos asustamos mucho, según "El Mundo".

¿Es que ya no se acuerdan? Hoy los conductores no rechistan tanto porque el barril está alrededor de 85 dólares y es muy posible que siga bajando, pues cuando la situación económica aprieta, gastamos menos gasolina.Eso significa que la cesta de la compra va a bajar. Y los restaurantes, bares, tiendas, viajes, coches

Buena noticia: los precios de las viviendas no van a subir. ¿Y a bajar? La experiencia demuestra que suelen bajar en la costa, donde se concentra la segunda residencia, pero en las grandes ciudades no se mueve mucho. Aun así, eso ya es una ventaja, porque hemos sufrido subidas de hasta el 17% anual y eso ya pasó. Lo bueno es que está saliendo al mercado mucha vivienda en alquiler.Mucha. Y a medida que salgan más, serán más asequibles.

Si los precios bajan, es muy posible que los tipos de interés del Banco Central Europeo se suavicen aún más. No bajaron en cinco años. ¡Cinco! Y la semana pasada cayeron medio punto. Verán que en pocos meses cederán de nuevo. Las hipotecas serán más baratas. Solo hay que tener un poco de paciencia.

El Fondo de Garantía de Depósitos ha aumentado su cobertura por cuentacorrentista en un 400%. Ha pasado de la birria de 20.000 euros a la estupenda cifra de 100.000 euros. Fenomenal. Ha tenido que pasar esta calamidad para que subieran el techo a una cifra que a todos nos parece bastante razonable.

Los empresarios están aprendiendo a buscar otros nichos de mercado.Les aseguro que en estos meses van a nacer una serie de productos y servicios que tendrán éxito. Dentro de varios años se acordarán de esta época como el día en que renacimos.

Lo feo. Muy feo, pero que muy feo, el papel que han jugado determinadas personas. Dominique Strauss-Kahn, director gerente del Fondo Monetario Internacional, salió el 9 de octubre en una rueda de prensa para chupar cámara y decir: «Hay que recuperar la confianza en los mercados». Hasta ahí bien. Luego lo estropeó: «Señores, la economía camina a la recesión global». Sus directivos anunciaron cierres de bancos y catástrofes por doquier. Resulta que ese día y a esa hora, los mercados más importantes de mundo se estaban recuperando, pero claro, después de lo que dijo Strauss-Kahn, todo se torció. Empezaron a perder como nunca. Y al día siguiente.Tokio cayó un 10% y los grandes mercados mundiales siguieron perdiendo. Por favor, ¡que alguien calle a ese hombre!

Otro que se merece pasar por taquilla es Alan Greenspan. El ex presidente de la Reserva Federal, el organismo que controla la emisión de dinero en EEUU, se jubiló en 2006. Todo el mundo le elogió entonces por haber creado un gran periodo de prosperidad.Bob Woodward, el periodista de The Washington Post que descubrió el caso Watergate en los 70, escribió un libro donde casi santificó a Greenspan. Se titulaba Maestro. No señor. De maestro, nada.Ya le hemos quitado la careta. Según The New York Times, es el gran culpable de la crisis, pues nunca paró los pies a los sofisticados productos que estaban proliferando en Wall Street y que ahora han causado este terremoto.

Para Greenspan, el riesgo forma parte de la vida. Lo tomas o lo dejas, chaval. Además, bajó los tipos de interés del 6,5% al 1% en dos años, y fomentó el endeudamiento de personas que no tenían intenciones de pagar sus créditos. Las hipotecas basura.

Lo malo. Hemos perdido muchos ahorros. Me refiero a los que tenían fondos o planes de pensiones relacionados con la Bolsa. Aquellos que esperaban completar la pensión oficial con una renta particular y jubilarse pronto, van a tener que esperar o rehacer sus cuentas.La pensión media en España es de 690 euros por 14 pagas. La máxima, es de unos 2.300 euros. Para lograrlas hay que haber cotizado 35 años y por lo menos, 15 pagando la mayor cuota (puede hacerlo con el simulador de Hacienda http://www.igae.meh.es/esb/simula).

También es verdad que nos ha entrado tanto pánico que no gastamos.Pero una cosa es ahorrar y otra ser un rácano como el señor Scrooge, el personaje del Cuento de Navidad de Dickens. Porque si esa primera ficha de dominó no cae, es decir, si no gastamos nada, tampoco entra dinero en los comercios y en las industrias y se procede a despidos y a cierres. Recuerden que la última ficha de ese dominó volvemos a ser nosotros, los trabajadores en la cola del paro.

Por último, después de lo bueno, lo feo y lo malo de estas turbulencias, me gustaría hablar de lo viejo. Cuando la situación económica se pone mal de veras, descubrimos el valor de los viejos lazos: el amigo que nos ayuda, la familia que nos acoge, el vecino que nos echa una mano. Allí donde no llega el Estado, siempre está la mano de las personas. En otros periodos parecidos (pregunten a los abuelos), afloraron las actitudes solidarias y altruistas: hacer favores sin pedir nada a cambio.

Ustedes pensarán que eso sólo se despliega en el mundo estrecho de las relaciones muy personales. Pienso que no. Un amigo me contó el otro día que su banco le llamó para recomendarle transferir sus escasos fondos, que estaban invertidos en Bolsa, a un depósito de interés fijo y seguro. No era mucho dinero, pero lo hizo a tiempo y con ello se evitó una pérdida considerable. Otro, que una compañía de seguros le recomendó pagar el seguro del coche en plazos trimestrales en vez de anuales.

El propietario del Bar Morryssom en Barcelona ofreció un día menús a 1 euro para combatir las penurias. No ganó dinero. Pero todo el mundo salió con buen sabor de boca. Y eran dos platos y postre. El propietario no aceptó propinas.


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