miércoles, 8 de octubre de 2008

¿Quién sufrirá menos con la Depresión? / John Browne

Aunque pocos se han dado cuenta, las pasadas semanas pueden considerarse como un punto de inflexión en la economía mundial. Se está acumulando evidencia de que los Estados Unidos están entrando en una recesión, con crecientes indicios de que podría transformarse en una depresión.

Mientras la actual Administración parece resignada a salvar de la quiebra o a nacionalizar grandes porciones del comercio estadounidense, los candidatos presidenciales derivan hacia propuestas de gastos de la era de la Gran Sociedad.

Al mismo tiempo, los principales rivales económicos de EE.UU parecen estar tomando cursos que no están en línea con los intereses de los EE.UU.

La invasión rusa de Georgia ha reactivado tensiones que no se han visto desde los períodos más gélidos de la Guerra Fría. Con los Juegos Olímpicos ya finalizados China puede relajarse y flexionar ahora sus músculos sin arriesgarse a boicots motivados políticamente. Entre ellos, estos jugadores mundiales tienen más de un billón de dólares, o 10 % de la deuda pública de EE.UU, que pueden utilizar como influencia en cualquier confrontación estratégica, económica o política con los Estados Unidos.

También hay pruebas de que el poder económico de EE.UU está incluso menguando en nuestro propio patio trasero. Hasta Honduras, un aliado tradicional de EE.UU en Centroamérica, anunció que unirá su suerte con un bloque de Comercio de América Latina dominado por Venezuela y Cuba.

Durante dos años he advertido a los lectores de una severa recesión de manos de los bienes raíces y alenté extremas colocaciones de activos en efectivo, especialmente bonos en monedas fuertes a corto plazo y oro. El año pasado, insté a recortar posiciones en los mercados financieros y de valores de EE.UU.

Algunos me ridiculizaron. Los estados financieros descendieron actualmente un 84 %. Al parecer, la caída en los bienes raíces es punzantemente más profunda que lo que casi cualquier "experto" del mercado hubiera imaginado.

El tamaño del problema es enorme. Una caída de sólo el 20% en los valores de las casas en EE.UU., (lo cual está confirmado por los últimos datos de Case Shiller), borra casi 5 billones de dólares de la riqueza de las empresas y consumidores estadounidenses. Esto equivale a más de un tercio del PBI de EE.UU y a la mitad de la deuda total del Gobierno de Estados Unidos! ¿Cómo el derrumbe podría ser menos que sistémico?

El imprudente comportamiento prestamista, inspirado por el auge de la vivienda, colocó a la seguridad de los accionistas y depositantes bancarios en un riesgo no revelado y sin precedentes. El problema bancario es tan grande que no pueden permitirse quiebras. El Gobierno ha torcido reglas relativas a la presentación de informes financieros y al criterio prestamista de la FED para mantener el barco financiero a flote.

El principal foco por ahora está sobre los prestamistas patrocinados por el gobierno: Fannie Mae y Freddie Mac, que se entienden ahora como sub-capitalizados sin remedio. A pesar de la completa previsibilidad de este resultado, incluso inversores conservadores, incluidos muchos bancos, han sido persuadidos de que los títulos emitidos tanto por Fanny Mae como por Freddie Mac estaban libres de riesgo.

Y aunque los accionistas de ambas entidades sean probablemente barridos, los tenedores de bonos corporativos y aquellas personas e instituciones financieras que tienen hipotecas respaldadas por ambas GSE (Entidades Patrocinadas por el Gobierno, en inglés), correctamente asumen que el Gobierno respaldará sus activos.

Sin embargo, se necesitarán cientos de miles de millones, tal vez billones de dólares federales, para reembolsar a todos aquellos que tontamente se cargaron de las deudas de Fannie y Freddie. Lamentablemente, los armarios federales están vacíos.

La Corporación Federal de Seguros de Depósitos (FDIC en inglés) anunció que su lista de problemas había aumentado de 90 bancos a 117. Peor aún, la FDIC anunció que su fondo había caído por debajo de su porcentaje legal de depósitos, obligándola a aumentar su carga a los bancos miembros.

Esto, justo cuando los ingresos netos de sus bancos miembros, en desesperada necesidad de ingresos retenidos, han descendido aproximadamente un 86%. Mientras más bancos comienzan a caer, el costo final para el balance Federal es difícil de imaginar.

Pero, como el viejo refrán decía, ‘lo que es bueno para la gansa es bueno para el ganso, equivalente a decir: se tiene lo que se merece. Por lo tanto, si los "favores" financieros del Gobierno son otorgados a imprudentes empresas de inversión (Bear Stearns) y ahora a prestatarios hipotecarios, ¿qué hay de las otras vitales industrias económicamente ‘multiplicadoras’ como: fabricantes de autos, compañías aéreas, tarjetas de crédito y aseguradoras e incluso prestamistas corporativos inmobiliarios?

La conclusión lógica de esta actual deriva es hiperinflación. Para poder cumplir con sus promesas, el Gobierno Federal tendrá que recurrir a la prensa de imprimir...con una venganza.

Con EE.UU afrontando una grave recesión, muchas regiones del mundo sufrirán. Entonces, ¿quiénes sufrirán menos? Las naciones que han ejecutado políticas económicas relativamente prudentes y aquellas que ‘producen’ bienes requeridos incluso en un mundo económicamente deprimido seguirán prosperando cada vez más, en relación a los Estados Unidos.

El diferencial puede verse ampliado al tiempo que el Gobierno estadounidense hiper-inflaciona.

Los inversores entonces, se desharán cada vez más de activos en dólares y comprarán monedas fuertes, bonos gubernamentales de naciones ‘productoras’ y oro. Los inversores que se adelanten a esta curva de depresión serán probablemente los que sufrirán menos!

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