"Espero que este dinero se use como os habéis comprometido a usarlo", previno el jefe del Estado ante los representantes de las entidades bancarias reunidos en el Elíseo, a quienes recordó que el el Gobierno se ha comprometido a movilizar 360.000 millones para apoyar el sistema bancario.
Así, les pidió no "renegociar los términos y las condiciones de sus compromisos actuales" con las empresas. Además, volvió a justificar la intervención estatal no para salvar a los bancos sino para evitar una "ruptura dramática del crédito".
"Lo digo a los banqueros presentes aquí, que lo saben bien. El Estado no ha hecho esto para los bancos, lo ha hecho para evitar una ruptura dramática del crédito a la economía, a las empresas y a los hogares", subrayó. Les reclamó igualmente "verificar" que todos y cada uno de sus colaboradores en todas y cada una de las agencias "respeta" ese pacto moral.
En este sentido, apeló al mediador nacional nombrado para hacer llegar cualquier queja sobre el funcionamiento de los créditos, René Ricol, y a los prefectos (delegados gubernamentales) dirigirse a los medios de comunicación para denunciar a los bancos que no se sometan a las reglas del juego e impongan "restricciones inaceptables" al crédito. "Cuando veáis algo que no funciona, decidlo", les animó. A su juicio, tanto el exceso de riesgo como el exceso de prudencia son "culpables" de esta situación.
El presidente francés defendió, por otro lado, los anuncios realizados hace dos días para luchar contra el desempleo negando haber renunciado al "valor del trabajo" al recurrir a los contratos subvencionados y a los de transición profesional. "Al hacerlo sigo comprometido con el valor del trabajo", remachó.
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