lunes, 3 de noviembre de 2008

Asia Oriental, prudente sobre las intenciones comerciales de Obama

TOKIO.- Asia Oriental aguarda con cautela la posible elección del candidato demócrata Barack Obama como presidente de Estados Unidos, temerosa de que suscite tensiones comerciales, pese a la simpatía que despierta en gran parte del mundo.

Pese a la impopularidad que sufre en casa y en el extranjero el presidente estadounidense saliente George W. Bush, los gobiernos y los círculos de negocios de Japón, de Corea del Sur e incluso de China elogian sus convicciones en materia de librecambio y por el contrario se hacen preguntas sobre Obama.

La semana pasada, Pekín se quejó después de que el candidato demócrata acusara a China de manipular su tasa de cambio para aumentar su enorme excedente comercial respecto a Estados Unidos.

Al contrario del candidato republicano John McCain, Obama se opone al acuerdo de librecambio entre Washington y Seúl, que George W. Bush y los dirigentes surcoreanos defendieron pese a una oposición en los dos países.

"La inclinación proteccionista de los demócratas se ha ampliado con la crisis económica actual. Si Obama es elegido, las fricciones comerciales entre Estados Unidos y Corea del Sur se intensificarán", estimó Lee Si-Wook, del Instituto de Desarrollo de Corea, organismo financiado por el Estado.

Obama, que cuenta con el apoyo de los sindicatos, reprocha que este acuerdo no abra suficientemente el mercado surcoreano a los fabricantes automovilísticos estadounidenses, frente a los vehículos surcoreanos, japoneses y europeos.

Corea del Sur descarta renegociar un acuerdo, por el que protestaron en la calle decenas de miles de manifestantes opuestos a la importación de carne de vacuno estadounidense. El analista Robert Dujarric estima que Obama podría aprobar el tratado con Seúl siempre que se le hagan unos cambios "cosméticos".

Según él, sea cual fuere el nuevo presidente estadounidense, tendrá menos poder sobre Asia en asuntos comerciales debido a la crisis financiera internacional y la impopularidad de las políticas norteamericanas en Irak y otros lugares.

"Creo que el poderío estadounidense se reforzará después de la crisis, pero llevará algunos años", declaró Dujarric, director del Instituto de Estudios japoneses contemporáneos de la Universidad Templo de Tokio.

Recuerda que los dirigentes comunistas chinos siempre se han sentido más a gusto con los republicanos estadounidenses que con los demócratas, demasiado influidos, según ellos, por los defensores de los derechos humanos.

En Japón, algunos dirigentes recuerdan con amargura al presidente demócrata Bill Clinton, quien obligó a la segunda economía del mundo a abrir su mercado a los productos estadounidenses pese a encontrarse en plena recesión.

A lo largo de los últimos ocho años, el gobierno de Bush protestó en contadas ocasiones contra la debilidad del yen, lo que ha permitido a la economía japonesa restablecerse gracias a la competitividad de sus exportaciones.

Susumu Doihara, economista del Instituto de Investigaciones NLI, radicado en Tokio, duda de que Obama adopte la línea dura de Clinton respecto a Japón, pero cree que podría ser más inflexible con Pekín. Por encima de todo Doihara considera que Obama es un pragmático, cuyo principal objetivo es reactivar la economía estadounidense.

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