Pekín demuestra cada vez mayor inquietud ante la abrupta desaceleración de la economía, por lo que el Gobierno presentó un plan financiero a principios de mes dotado con 4 billones de yuanes (461.361 millones de euros), y el banco central realizó este mes el mayor recorte de las tasas de interés desde la crisis financiera asiática de 1997.
"La crisis financiera global aún se esta propagando. Su efecto y las perdidas resultantes para la economía global están creciendo", afirmó el politburó del partido durante una reunión celebrada hoy. "El impacto en el crecimiento de nuestra economía será cada vez mayor", añadió, según citó la Televisión Central China, CCTV.
"Tenemos que hacer estimaciones completas de las dificultades potenciales y hacer las preparaciones necesarias para las posibles medidas", indicó la comisión. "Mantener un rápido crecimiento económico estable y justo debe ser la principal prioridad para nuestro trabajo económico del próximo año", explicó.
Además, se planeó un recorte de impuestos y mayores inversiones del Gobierno central en la demanda interna, y trabajos para asegurarse de que el comercio exterior crece de una forma "estable".
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