jueves, 27 de noviembre de 2008

'The Economist' advierte que la crisis puede provocar una "renacionalización sigilosa" de empresas en Rusia

LONDRES.- La crisis económica y financiera en Rusia podría derivar en una "renacionalización sigilosa" de la empresa privada y en su redistribución entre la actual élite gobernante, en su mayoría agentes y ex agentes de los servicios de seguridad, según un informe publicado de la revista 'The Economist.

En el texto, titulado, 'El largo brazo del Estado', se hace referencia a los 50.000 millones de dólares que el Gobierno ruso ha reservado para rescatar empresas estratégicas, empezando por las petroleras y gasistas, --no menciona a Lukoil pero sí a las estatales Gazprom y Rosneft--.

"La crisis en sí es menos grave que las consecuencias potenciales de las acciones que tomará el Gobierno para resolverla", dijo a la revista el ex viceministro de Economía Andrei Sharonov, que ahora trabaja en el sector privado.

Según el experto Kirill Rogov --del centro de estudios Instituto Economía en Transición--, el resultado de todas las medidas puede ser la aparición de empresas que no sean ni públicas ni privadas, sino con lo peor de los dos ámbitos: compañías opacas y casi estatales dirigidas por personas cercanas al Kremlin, en forma de filiales privadas de empresas estatales o de "corporaciones estatales".

La situación, afirma otro experto, brinda una nueva oportunidad para la 'kagebización' de la economía.

En el informe, el primer viceprimer ministro, Igor Shuvalov, admite que algunos activos privados pueden acabar en manos del Estado, aunque asegura que no sería de forma permanente.

Según la publicación, la pregunta es entonces cómo y a quién se revenderán esos activos. "Nacionalizar empresas es arriesgado en cualquier país, pero en Rusia, con sus instituciones débiles y los poderosos clanes del Kremlin, es casi seguro que llevará a una redistribución de la propiedad entre la élite gobernante, principalmente miembros y ex miembros de los servicios de seguridad", argumenta.

El informe explica que las empresas rusas se enfrentan a una crisis de crédito porque, con la caída de los precios del petróleo, los bancos extranjeros han dejado de prestar fondos. A ello se suma el que muchas empresas recibieron préstamos garantizados por sus propias acciones y ahora éstas están perdiendo valor con la caída de las bolsas.

En este escenario, hay mucha gente en el Kremlin a la que le gustaría recomprar las empresas privatizadas en los noventa, según dijo a la publicación un "oligarca" no identificado. En esos años, la oligarquía compró las grandes empresas estatales a muy buen precio a un Estado que necesitaba fondos, y ahora la situación es la contraria: la empresa privada está endeudada pero el Estado tiene efectivo de sobra y puede recomprarlas más baratas aún.

"Para abaratarlas aún más, los funcionarios del Gobierno amenazan públicamente a las empresas o rebuscan viejos cargos (judiciales) contra ellas", prosigue 'The Economist'. A todo ello, añade, se suma el que las empresas ya no miran al mercado, que incentivaba sus buenas prácticas, sino al Estado.

El informe sostiene que a las empresas rusas endeudadas no les vendría mal que los bancos extranjeros se quedaran con parte de sus acciones, pero advierte de que el Kremlin no lo consentirá, con el consiguiente riesgo de que "en lugar de limpiar el sistema y promover las empresas más eficientes, la crisis ayude a las menos eficientes".

En este sentido, recuerda que el Gobierno ruso ha destinado ya 50.000 millones a apoyar a tres bancos --dos de ellos ligados al Estado-- y ha reservado otros 50.000 millones para rescatar empresas estratégicas, empezando por las petroleras y gasistas, y en concreto Gazprom y Rosneft, ambas convocadas por el Estado.

Según la revista, el viceprimer ministro encargado de la Energía, Igor Sechin, "parece haber prometido 9.000 millones de dólares de fondos gubernamentales a las empresas energéticas", de los cuales la mitad irá a parar a Rosneft, que tiene una deuda de 20 millones de dólares, en parte desde su controvertida compra de la petrolera privada Yukos.

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