domingo, 16 de noviembre de 2008

El G-20 reafirmó su legitimidad pese a unos "resultados limitados"

WASHINGTON.- La cumbre del G-20 dio legitimidad al foro de los principales países emergentes e industrializados, que se comprometieron en Washington a reformar y fortalecer los mercados financieros y dar una mayor voz a los países emergentes en los organismos internacionales.

La ausencia de la nueva "estrella" en Washington, el presidente electo Barack Obama, fue una de las razones que limitaron según analistas, los resultados de este foro -celebrado el sábado para paliar la crisis financiera internacional- y cuyos miembros dan cuenta del 85% del Producto Interior Bruto (PIB) del planeta.

El G-20 concluyó con un plan de acción que incluye la adopción de medidas de estímulo fiscal para hacer frente a la recesión, mecanismos de control a los bancos y la firme determinación del grupo a dar un mayor peso a los países emergentes y en desarrollo en los organismos internacionales.

"Estamos resueltos a aumentar nuestra cooperación y trabajar juntos para restaurar el crecimiento global", indicó el comunicado final de la cumbre que también advirtió contra la regulación de un "supergendarme" de las finanzas mundiales.

Varios analistas subrayaron que lo más importante es que el foro creado en 1999 tras la crisis financiera asiática y rusa, se haya reunido por primera vez a nivel de jefes de Estado y Gobierno.

"Hay que pensar que hasta ahora nunca hubo cumbre del G-20 (...) Los países emergentes nunca estuvieron representados en el G-7", destacó Ralph Bryant, analista del instituto Brookings.

El simple hecho de que se haya reunido es un "éxito, y en el futuro, el G-20 será importante por sus repercusiones", añadió.

Incluso si el G-20 no logró destronar al G-7 (Alemania, Canadá, Estados Unidos, Francia, Gran Bretaña, Italia y Japón), los países emergentes saborean ya la influencia que lograron en esta cumbre.

"Me voy de Washington muy contento porque la estructura geopolítica del mundo tiene una nueva dimensión", declaró el presidente brasileño, Luiz Inacio Lula da Silva, a la prensa.

"Los países en desarrollo deben participar en la solución a una crisis financiera mundial", añadió.

El plan expuesto en el comunicado final de 10 páginas para impedir otra recesión prevé entre otras cosas, un sistema de alerta ante problemas como los que provocaron la crisis en el sector inmobiliario estadounidense y el establecimiento de mecanismos para detectar inversiones arriesgadas.

El G-20 enumeró "acciones inmediatas" para impedir que la economía mundial se sumerja en una recesión prolongada, sugiriendo áreas para actuar antes del 31 de marzo de 2009 que incluyen: la reforma de los aspectos de la regulación financiera, impulsar la transparencia de los mercados y la evaluación de las necesidades de capital de las instituciones financieras internacionales.

Los ministros de Finanzas deberán igualmente establecer una lista de las entidades financieras cuya quiebra afectaría al conjunto del sistema.

En línea con las advertencias estadounidenses contra un regreso al proteccionismo, los líderes acordaron reavivar las negociaciones en la Organización Mundial del Comercio (OMC) antes de fin de año.

Por otra parte, acordaron que el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional deberían incrementar la representación de los países en desarrollo.

La prensa internacional coincidió este domingo en valorar la cumbre como un "primer paso" hacia la reforma del sistema financiero mundial al tiempo que mostró cautela sobre el futuro de los acuerdos.

Un análisis de Folha de Sao Paulo señalaba que, "como era esperado, nada urgente salió del encuentro de líderes mundiales patrocinado por George W. Bush, que tiene las maletas listas para dejar la Casa Blanca".

La prensa argentina destacó la voluntad de impulsar nuevas regulaciones para los mercados financieros y el acuerdo para reformar el Fondo Monetario Internacional (FMI).

"El G-20 acordó regular más los mercados financieros", tituló en su portada el diario La Nación, mientras Página 12 hablaba de "Cambio de libreto".

La cumbre es un "un primer paso" para rescatar a las naciones de la crisis financiera internacional, pero también un espacio que pidió dar más voz a los países emergentes, dijo por su parte el periódico mexicano La Jornada.

La cumbre del G-20 agrupa al G-8 (Alemania, Francia, Estados Unidos, Japón, Canadá, Italia, Gran Bretaña y Rusia), la Unión Europea y once países emergentes (Argentina, Australia, Arabia Saudita, Brasil, China, Corea del Sur, India, Indonesia, México, Sudáfrica y Turquía).

España y Holanda, que en principio no forman parte del grupo, participaron también por invitación de Francia.

El jefe de gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, expresó su deseo de estar en las siguientes cumbres. "Hemos trabajado de cara a esta cumbre con nuestros socios europeos, para aportar las ideas y explicar lo que representa España como octava potencia del mundo", dijo ante la prensa.

Los líderes acordaron volver a reunirse a más tardar el 30 de abril, en una sede por definir.

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