jueves, 27 de noviembre de 2008

El Gobierno español afronta una fuerte oposición a que Lukoil entre en Repsol

MADRID.- La posible compra por parte de la petrolera rusa Lukoil del 29,9% de la hispanoargentina Repsol YPF entró de lleno en debate político en España, donde el Partido Popular lidera el rechazo a entregar una empresa estratégica a una compañía de un país "poco democrático".

La posibilidad de que la privada rusa entre en Repsol adquiriendo el 20% que tiene en la petrolera la constructora española Sacyr Vallehermoso y un 10% más a otros accionistas por 9.000 millones de euros -sobre lo cual Lukoil no informa de momento- se encontró con el rechazo de la primera formación de la oposición, el PP.

Pero también de varias voces dentro del PSOE, así como de otros partidos y de los medios de comunicación, tanto progresistas como liberales.

Las críticas se centran sobre todo en que el Ejecutivo de José Luis Rodríguez Zapatero no haga nada para evitar que Repsol, considerada estratégica en España por ser una petrolera media europea y por su presencia en América Latina, donde posee la argentina YPF, y en Brasil, Perú, Ecuador, además de en el norte de África.

Zapatero, que hace dos semanas mostró su desacuerdo con la posible entrada de la empresa pública Gazprom en Repsol, ha recibido con buenos ojos que el aspirante sea Lukoil, alegando que ésta es privada.

"El Gobierno va a defender que Repsol y que las empresas que son participación de referencia, sean españolas, con dirección española, que tengan autonomía y que tengan independencia", reiteró el miércoles, pero dejó claro que el Ejecutivo respetará el "libre mercado". "No vamos a intervenir", aseguró.

El PP se ha llevado las manos a la cabeza y pide al Gobierno que evite la operación porque considera Lukoil una "empresa dudosa vinculada a un gobierno que usa sus armas energéticas como todos hemos visto que las usa", declaró el miércoles su líder, Mariano Rajoy, que precisó que "Repsol no es una cadena hotelera", sino una compañía estratégica.

El PP llegó hasta a presentar el martes una moción en el Congreso de los Diputados para reclamar al Gobierno que impida que empresas "públicas o privadas" de países de fuera de la Unión Europea (UE) entren en compañías estratégicas españolas, que fue rechazada por los socialistas ante la abstención de los demás grupos.

Estos utilizan como arma de ataque que el gobierno del conservador José María Aznar (1996-2004) contribuyó a la privatización de Repsol en 1997.

Pero en las filas del partido en el poder también hay recelos, expresados por varios ex responsables del PSOE. El ex presidente socialista del Gobierno Felipe González (1982-1996) dijo el viernes no estar "de acuerdo con esa operación".

"Es un error y en lo posible habría que evitarlo", manifestó. Su ex vicepresidente, Alfonso Guerra, se unió el miércoles, advirtiendo de que "la Unión Soviética no es homologable a cualquier democracia europea, y eso plantea dudas".

La división entre los socialistas se manifestó desde el miércoles pasado, cuando se difundió el interés de Lukoil y el ministro de Industria, Miguel Sebastián, declaró su oposición, asegurando que el Gobierno haría "todo lo posible" para que Repsol siga siendo "independiente y española".

Varios medios españoles informaban incluso el viernes de que el rey Juan Carlos I intercedió ante Zapatero para que viera con buenos ojos la operación, lo que no confirmó la Casa Real.

Los medios sin embargo coinciden en sus reticencias a la operación, que ven poco probable y para la cual se barajan varias empresas extranjeras alternativas y también otras salidas a la fuerte deuda que arrastra Sacyr de 19.000 millones de euros.

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