viernes, 28 de noviembre de 2008

El primer ministro islandés no renunciará

REIKYAVIK.- El primer ministro islandés desafió las peticiones de que dimita ante la crisis financiera del país, mientras los manifestantes se congregaban por octava semana consecutiva para exigir su renuncia.

Geir H. Haarde dijo que piensa guiar Islandia en esta crisis que causó el espectacular colapso de la economía del "tigre nórdico" _ y que según pronosticó empeorará el próximo año.

"Creo que es inevitable que tengamos una severa contracción del PIB, del poder adquisitivo y del empleo", dijo Haarde . Agregó que el 2009 "será un año muy difícil para nosotros".

Las protestas antigubernamentales comenzaron a principios de octubre después que los tres bancos más importantes del país quebraran, y desde entonces han aumentado cada semana en tamaño e indignación. La semana pasada, miles de personas se congregaron y varios centenares pelearon con la policía cuando intentaron entrar en una comisaría para liberar a un manifestante detenido. Por lo menos cinco personas acudieron a los hospitales con heridas.

"Puedo comprender que la gente esté furiosa y frustrada con la situación", dijo Haarde en un entrevista concedida en su oficina del centro de Reykjavik. "Pero por lo que a mí respecta, considero que mi principal objetivo y mi principal desafío consisten ahora en guiar al país en esta crisis".

Los tres bancos comerciales más importantes de Islandia quebraron el mes pasado debido al peso de las cuantiosas deudas acumuladas durante años de rápido crecimiento económico que hicieron de la diminuta isla uno de los países más ricos del mundo. Desde entonces, el valor de la divisa nacional, la corona islandesa, se ha desplomado, han quebrado empresas y centenares de personas pierden cada semana sus empleos en esta nación de 320.000 habitantes.

Muchos islandeses culpan al gobierno de Haarde por no haber regulado adecuadamente los bancos.

Haarde rechazó la acusación y dijo que la culpa es de los bancos comerciales que ampliaron sus negocios de manera temeraria tras la expansión del mercado de valores a mediados de la pasada década.

"No me siento personalmente responsable", indicó. "No puedo aceptar la responsabilidad por la conducta de los bancos comerciales".

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