domingo, 16 de noviembre de 2008

En España 180 entidades de crédito están sobreviviendo al "temporal"

MADRID.- El sector financiero occidental es un reguero de cadáveres y entidades nacionalizadas. Lo que está ocurriendo en España, con 180 entidades de crédito están sobreviviendo al temporal, sin que ninguna quiebre, es digno de estudio. Pero la pasada semana, hasta el Santander ha dado, por primera vez, algunas muestras de flaqueza. Ojalá el 'milagro español' perdure, clama "El Mundo".

Este es el actual milagro económico español: 60 bancos, 40 cajas y 80 cooperativas de crédito con 800.000 millones de euros de deuda y están aún todos vivos, coleando y sin quebrar en estos 15 meses ya de crisis crediticia y pinchazo inmobiliario. Un oasis en el desierto de cadáveres de Occidente. Bien, pero ¿por cuánto tiempo?

De la foto-reunión del pasado lunes en Moncloa para preparar la Cumbre del G-20, hasta el líder ha pasado una semana difícil.El presidente del Banco Santander, Emilio Botín, se recostó ese día tan relajado en el sofá presidencial que podía haber acudido casi en pijama y zapatillas. Pero esa misma mañana su banco daba la imagen, por primera vez, de tener problemas tras anunciar una ampliación de capital de 7.200 millones de euros con un descuento del 45% y unas comisiones de ensueño para los que la gestionan.

Mal asunto para su compañero de sofá Zapatero, que veía esa mañana cómo se aguaba su discurso para Washington sobre la impoluta salud del sistema financiero español. Mal asunto también para el resto de banqueros y cajeros reunidos. Si el líder del mercado necesita reforzar su solvencia, los demás tendrán algún día que moverse en el tiovivo de los mercados financieros con la desventaja de llegar más tarde que Botín a recabar dinero.

«Santander se anticipa al reforzar su capital ofreciendo una magnífica oportunidad a sus accionistas», fue la explicación oficial del banquero cántabro para estupor de los mismos analistas de todo el mundo que habían viajado con él diez días antes a Brasil y a los que había asegurado que no habría ampliación de capital.

Tampoco quedó bien el lugarteniente de Botín, Alfredo Sáenz, que pronunció el martes una esperada conferencia en el Congreso en Madrid del Instituto de Empresa Familiar y no dio ni una explicación sobre la operación. Al contrario, demostró que es nacido del mismo Bilbao, repitiendo hasta dos veces, business as usual, que «para los bancos bien gestionados son tiempos de capturar oportunidades». Ojalá vuelva a tener éxito el Santander por el bien de todos.

En la reunión monclovita, Botín no tocó el tema, pero sí incidió en lo que llamó «la falta de fair play», la inferioridad de condiciones que, en su opinión, sufre la banca española frente a sus nacionalizados competidores europeos. Solbes se mostró de acuerdo, pero no parece que lo comparta el ausente en la reunión Miguel Angel Fernández Ordóñez. El gobernador del Banco de España no ha dicho aún ni palabra del problema, porque quizá no lo ve.

Curiosamente, los nacionalizados están cotizando en Bolsa peor que los privados y Fortis ha caído esta semana un 20,2%, frente al 16% del Santander.Y ojo, porque el problema de insistir en este asunto del fair play, provoca respuestas como la que ha oyó esta semana Juan Luis Cebrián en la banca alemana: «La burbuja inmobiliaria y financiera española ha sido posible por los fondos europeos de cohesión».

El presidente del BBVA, Francisco González (FG), siempre más tímido que Botín para maniobrar, se mordió la lengua en Moncloa ante la jugada de su rival, pero incidió en que la verdadera desigualdad de oportunidades es la arbitraria regulación. No puede ser que los hedge funds estén menos controlados que los bancos en el mismo sector financiero. FG y el presidente de la Caixa, Isidro Fainé, pusieron picante en la reunión. El banquero huele problemas en las cajas, pero el catalán defiende que, al contrario que los bancos, ninguna de ellas ha caído nunca en las tinieblas del Fondo de Depósitos.

Fainé tiene una gran responsabilidad porque, con sus 26.000 millones de euros de liquidez, todas las miradas se concentran en él.¿A quién va a pedir el Gobierno o el propio Montilla que se quede con alguna caja con problemas? A la Caixa, la más poderosa. Pero Fainé avisó. Con 5.700 oficinas en España no necesita absorber más, todo lo contrario, así que no quiere presidir un hospital.Y, si tiene que hacerlo, sólo aceptará lo que Fainé llama «cajas privadas».

«¿Privadas?». Botín y FG rieron la definición de Fainé.El defiende que hay cajas, como la Caixa, que no están dominadas por el poder político y, en cambio otras -véase Caixa Catalunya de Narcis Serra- lo están hasta la médula. Fainé se negará a engullir las politizadas.

«Vuelve la política, pero estamos desentrenados, porque el mercado decía que no estorbáramos», bromeó Felipe González el jueves en Zaragoza en el Congreso de la Confederación Española de Directivos que preside Fainé.

Y volviendo a Moncloa ¿qué dijo el cuarto asistente? Poca cosa.El presidente de Caja Madrid, Miguel Blesa, parecía ido. Había tenido una cena frustrada en la víspera con Esperanza Aguirre.El insinuó que aceptaría una salida. Espe fue clara: primero, deja de atacar.

Vaya semanita la de Blesa. Victoria pírrica el lunes en la Asamblea de la caja...y al Juzgado el miércoles ante la demanda de indemnización millonario por despido de su ex amigo Carlos Vela. Sí, el mismo ejecutivo de ida y vuelta a Martinsa que, según dijo Blesa en julio, se iba desinteresadamente.

La continuidad de Blesa en Caja Madrid es ya más difícil que incluso una fusión entre el Banco Sabadell y el Popular. La ambiciona el presidente del banco catalán, Josep Oliu, pero no es fácil de digerir para el siempre independiente Popular de Angel Ron.Veremos, porque si los mercados siguen secos y ni bancos ni cajas quieren ser nacionalizados, las fusiones se multiplicarán como vía de salida. Lo importante es que perdure lo que confiesa un muy alto funcionario de la Administración: «Milagro: no ha habido bajas de momento.


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