viernes, 28 de noviembre de 2008

Foro de la Mundialización: una crisis política y social, última consecuencia del ultraliberalismo neocon

MURCIA.- Esta semana, el Foro de la Mundialización, dirigido por el catedrático de Filosofía de la Universidad de Murcia, Francisco Jarauta (en la imagen), y organizado por Cajamurcia, ha tenido como temática general “El nuevo escenario internacional”, tras la crisis financiera mundial que ha estallado en octubre tras la posterior victoria electoral de Barack Hussein Obama como nuevo presidente de Estados Unidos.

Los conferenciantes invitados han sido: Sami Naïr, que habló sobre “La crisis financiera internacional”, Ignacio Ramonet, que habló sobre “La crisis del siglo y la nueva geopolítica mundial” y Lluís Bassets, que habló sobre “Los retos de la presidencia de Obama”. Bassets acaba de publicar La oca del señor Bush. Cómo los neocons han destruido el orden internacional desde la Casa Blanca (Barcelona, Península, 2008).

Los tres conferenciantes han coincidido en algunos puntos básicos:

-Estamos ante la “crisis del siglo”, es decir, la mayor crisis económica desde el crack de 1929 (a pesar de las muchas diferencias entre ambas), sin parangón con las crisis parciales que han tenido lugar en las décadas precedentes, y que sólo han afectado a algunos países o sectores económicos.

-La crisis actual es la primera “crisis global”, la primera que alcanza a todos los países del mundo, pues sólo en las últimas décadas se ha creado un sistema económico plenamente globalizado e interdependiente, debido sobre todo a la revolución de las tecnologías del transporte, la información y la comunicación.

-Se trata de una “crisis sistémica”, pues se ha extendido como un virus a todos los sectores económicos: lo que comenzó como la crisis inmobiliaria de las hipotecas subprime estadounidenses, se convirtió rápidamente en una crisis bancaria y bursátil, que a su vez generó una crisis del crédito y del consumo, lo cual ha desencadenado una crisis industrial y laboral, que acabará provocando una crisis social y política. El cierre de empresas y el consiguiente desempleo de miles de trabajadores ha comenzado ya a extenderse desde Estados Unidos hasta China.

-Esta crisis supone el fin de la etapa neoliberal del capitalismo, que se había impuesto en casi todo el mundo durante los últimos treinta años. Esta etapa neoliberal se inició en los años setenta y ochenta, sobre todo con la llegada al poder de Ronald Reagan y Margaret Thatcher, y supuso el triunfo de las tesis de la llamada Escuela de Chicago, en la que destacaron Paul A. Samuelson, Friedrich Von Hayek y Milton Friedman. Se impuso por todas parte el llamado fundamentalismo del mercado: la liberalización del movimiento de capitales y mercancías, la privatización de las empresas y servicios públicos, la desregulación del mercado laboral, etc.

Pues bien, ahora vemos a los gobiernos de los países más neoliberales, como Estados Unidos y Reino Unido, interviniendo masivamente en la economía, aportando grandes cantidades de dinero e incluso nacionalizando bancos. Esta crisis ha supuesto, pues, el fin del neoliberalismo y la recuperación del keynesianismo, es decir, el retorno del Estado como actor político imprescindible y como garante del sistema económico y social.

-En cuanto a los consecuencias geopolíticas de la crisis, las dos primeras han sido el triunfo electoral de Barack H. Obama y la quiebra de la hegemonía estadounidense. Y esto porque la crisis se ha gestado precisamente en Estados Unidos. La era de los neocon ha terminado. Estados Unidos tendrá que poner en marcha algo parecido al New Deal de Roosvelt, aunque esta vez con un claro componente ecológico, es decir, con una apuesta por las nuevas energías renovables y por el Protocolo de Kioto, no sólo para reducir los efectos del cambio climático sino también para no seguir dependiendo de un petróleo cada vez más escaso y caro, y de los pocos países que lo producen (Oriente Próximo, Rusia, Venezuela, etc.).

Por otro lado, Estados Unidos tendrá que volver a la ONU, al multilateralismo y al respeto de los derechos humanos, lo que le exigirá cerrar Guantánamo, renunciar a la doctrina de la “guerra preventiva global contra el terrorismo”, promover la creación del Estado palestino, tomarse en serio la política de no proliferación nuclear, etc.

-Por último, todo estos cambios han revelado la debilidad y la lamentable desunión de la Unión Europea, el desconcierto de los partidos y gobiernos socialdemócratas, e incluso la desmovilización de los movimientos sociales “altermundialistas” europeos. En cambio, ha dado nuevas fuerzas a los movimientos sociales y gobiernos progresistas latinoamericanos, y puede ser también un motivo de esperanza para los pueblos más empobrecidos de África y Asia.

En resumen, entramos en una nueva época, en la que va a producirse una gran crisis económica, social y política, de consecuencias imprevisibles, pero en la que también se abre la posibilidad de crear un nuevo orden internacional, mucho más justo, democrático, pacífico y sostenible.

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