miércoles, 5 de noviembre de 2008

La política comercial de Obama se centrará en EEUU

WASHINGTON.- Es probable que el presidente electo, Barack Obama, haga de la conservación del empleo y la restauración de la salud de la economía de Estados Unidos el centro de su política comercial, tras prometer una posición más dura ante China y la renegociación de pactos comerciales.

"Comenzar por casa será clave para destrabar el movimiento de avance en la agenda comercial", dijo Thea Lee, directora de política del sindicato AFL-CIO, que tiene 10,5 millones de afiliados y apoyó fuertemente a Obama en su carrera hacia la Casa Blanca.

"Para el Gobierno de George W. Bush, realmente la estrategia era facilitar el traslado de empleos fuera de las fronteras", agregó.

Con la crisis financiera global amenazando con desatar una severa recesión en Estados Unidos, no se espera que Obama impulse alguna nueva negociación comercial en su primer año de gobierno o que presione por la rápida conclusión de la demorada ronda de conversaciones comerciales de Doha, que se acerca a su octavo año.

"Simplemente debemos hacer que el próximo presidente nos lidere en el esfuerzo de reconstruir la fortaleza de la economía de Estados Unidos. Luego se encontrará, con el tiempo, espacio para identificar las áreas donde el comercio complemente eso", dijo por su parte Ira Shapiro, un ex funcionario comercial estadounidense que ayudó a negociar el Tratado de Libre Comercio para América del Norte (TLCAN) y la ronda comercial de Uruguay en 1994.

Para muchos miembros del Congreso, el amplio déficit comercial con China - que alcanzó un récord de 256.000 millones de dólares el año pasado - es la prueba más importante de que la política comercial estadounidense necesita una gran reforma.

Al igual que ellos, Obama culpa a la "manipulación de su moneda" del desequilibrio comercial con China y se ha comprometido a incrementar la presión estadounidense sobre Pekín para que se apoye menos en las exportaciones y más en la demanda interna para impulsar su crecimiento.

Obama ha apoyado una legislación que definiría la manipulación de la moneda como un subsidio bajo la ley comercial estadounidense - abriendo las puertas a que Estados Unidos imponga aranceles sobre una amplia gama de bienes chinos - y prometiendo fortalecer el cumplimiento de operaciones comerciales en la oficina de la Representación Comercial estadounidense.

Se espera que Obama presione al Congreso para que tome rápidamente medidas que pongan fin a las exenciones impositivas que dice estimulan a las empresas estadounidenses a sacar empleos manufactureros fuera del país, un tema que respaldan muchos demócratas que se han presentado al Congreso este año.

Obama también se ha comprometido a reabrir el TLCAN para incluir cláusulas laborales y ambientales más duras, que según los críticos han dado a las corporaciones extranjeras demasiado poder sobre las regulaciones domésticas.

Eso ha causado alarma entre los grupos manufactureros y agrícolas ante el temor de que México y Canadá puedan exigir un precio demasiado alto en la mesa de negociaciones para satisfacer las demandas estadounidenses.

Además se opone a los pactos de libre comercio de Bush con Colombia y Corea del Sur, aunque no es probable que se aleje de ambos tratados sin tratar antes de gestionar las preocupaciones que ha expresado, dijo Greg Mastel, asesor de política sobre temas comerciales para la firma legal Akin Gump.

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