Los corredores dijeron que los resultados positivos de Estados Unidos y Europa parecían este martes impulsados por razones técnicas, después de las grandes pérdidas recientes, mientras no se ve el fin del implacable flujo de malas noticias.
La Bolsa de Japón cerró a la baja del 2,28% un día después de que el gobierno japonés confirmase que la segunda economía mundial entró en recesión, sumándose a la lista formada por la zona euro, Alemania, Italia, Irlanda y Hong Kong.
Los signos de la emergencia de un problema de deflación en Gran Bretaña tampoco eran alentadores.
El temor es que si esa deflación --una persistente caída de todos los valores-- se produce, los consumidores dejarán de comprar, con la esperanza de adquirir más barato en el futuro.
Si hacen eso, entonces la demanda baja, causando desempleo y afectando los salarios, empujando a la economía a una espiral viciosa hacia la baja, ralentizando la actividad.
El primer ministro británico Gordon Brown advirtió el lunes acerca de estos peligros, pues cuando la economía global titubea, el problema puede propagarse, haciendo que los esfuerzos de los gobiernos para garantizar la recuperación sean mucho más arduos.
La preocupación por el crecimiento económico de China y los resultados de las empresas, sumada a las retiradas de beneficios, llevaron a la Bolsa de Shanghai a cerrar a la baja del 6,31%.
También cerraron con muy fuertes pérdidas Hong Kong (-4,54%), Seúl (-3,91%), Sídney (-3,55%), Singapur (-3,26%), Taipei (-3,03%) y Manila (-3,42%).
"El miedo a una recesión mundial afecta a los mercados", comentó Kazuhiro Takahashi, analista de la firma Daiwa Securities SMBC.
"La cumbre financiera dejó la impresión de que a las medidas de reactivación económica les cuesta acelerar", agregó en referencia a la cumbre de grandes países industrializados y emergentes del G20, celebrada el pasado sábado en Washington.
Este embrión de Gobierno económico planetario, cuyos miembros generan un 85% del PIB mundial y ha consagrado el peso creciente de los países emergentes a escala mundial, debe volver a reunirse en abril.
Después de que la reunión del G20 no lograse tranquiliar a los mercados, éstos miran ahora hacia los Estados.
El lunes, un total de 47 industriales europeos, entre ellos Nokia, Saint-Gobain y Renault, subrayaron la "necesidad urgente de nuevas acciones políticas" y "medidas presupuestarias de reactivación de una magnitud excepcional" en Europa y pidieron que Alemania dé el ejemplo.
La industria del automóvil alemana pidió ayuda a los poderes públicos y la canciller Angela Merkel afirmó que tomará una decisión antes de Navidad sobre la concesión de garantías financieras a Opel, filial alemana de General Motors.
En Estados Unidos, el secretario del Tesoro, Henry Paulson, afirmó el lunes que no tenía intención de seguir recurriendo a los 700.000 millones de dólares que el Congreso puso a su disposición para salvar a los bancos hasta que el presidente electo, Barack Obama, tome posesión del puesto el 20 de enero.
La Bolsa de Nueva York terminó en alza, en un mercado temeroso e indeciso entre el optimismo de Hewlett-Packard y un clima generalmente cauteloso: el Dow Jones ganó 1,83% y el Nasdaq 0,08%.
"Uno espera que las cosas se estabilicen. Todos los días uno tiene la esperanza", observó Gregori Volokhin, de Meeschaert Nueva York, recordando la clara alza de los índices en la mañana.
Las principales plazas latinoamericanas registraron por el contrario fuertes pérdidas. La Bolsa de Sao Paulo, la mayor de la región, perdió 4,54%, México bajó 2,69% y Buenos Aires cayó 4,47%.
Las bolsas europeas lograron cerrar en alza tras registrar fuertes pérdidas el lunes, luego de que el gigante bancario estadounidense Citigroup anunciara la supresión de 50.000 empleos en todo el mundo.
La Bolsa de Fráncfort ganó 0,49% al cierre, Londres un 1,85% y París un 1,11%. La Bolsa de Madrid subió un 0,38%.
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