"Esperamos que la expansión de los biocombustibles no será retrasada por barreras proteccionistas disfrazadas bajo cualquier ropaje o pretexto", dijo Lula en su discurso. El presidente brasileño recordó que "en la batalla contra la recesión mundial, los líderes del G-20 de países ricos y en desarrollo reunidos en Washington se comprometieron a culminar la Ronda de Doha" de negociaciones para la liberación comercial.
De ahí su confianza en la eliminación de las barreras al etanol, del que Brasil es el segundo productor mundial detrás de Estados Unidos, y a otros biocombustibles líquidos. "Quién sabe un día el etanol deje de ser tan feo y tan maldito que no necesite que algún país le imponga aranceles que no le cobra al petróleo", argumentó.
"No todos los países tienen petróleo ni dinero para explotarlo. Imaginen la diferencia con los biocombustibles" que son renovables y pueden producirse a través del cultivo de la tierra, manifestó. La Cumbre del G-20, realizada el sábado pasado en Washington, "fue una de las reuniones más importantes en que participé en estos seis años de presidente", dijo Lula.
"Esta es la primera crisis en (la que) los países ricos no necesitan hablar de ayudar a los países pobres (...) La mejor ayuda será arreglar sus propias economías, no permitir que haya recesión, no permitir mayor proteccionismo", comentó el mandatario brasileño.
"Este es el momento de pedir a los países pobres que continúen comprando alimentos a los países pobres", insistió Lula. La conferencia ha sido organizada por Brasil, donde se discutió sobre asuntos técnicos y se realizaron debates a nivel ministerial.
Brasil produjo 18.000 millones de litros de etanol a partir de la caña de azúcar y exportó 3.530 millones de litros en 2007. La producción mundial de etanol crecerá un 191%, de 55.700 millones de litros fabricados en 2007 a 162.000 millones en 2015, según un estudio presentado por la FAO, la Cepal y el banco estatal de fomento brasileño BNDES.
Lula mencionó que el descubrimiento de yacimientos de petróleo en aguas profundas de la plataforma marina brasileña "no disminuye un milímetro nuestra disposición a la producción de biocombustibles".
"Lo que garantizo es que en la Amazonia no habrá caña de azúcar (para la producción de etanol) y que las biomasas brasileñas serán totalmente respetadas", enfatizó el mandatario.
El estudio de FAO, Cepal y del BNDES aseguró que la oferta de bioenergía podrá cuadruplicarse hasta el año 2050 sin afectar la producción de alimentos. Un frente internacional de movimientos sociales cuestionó ese documento y alertó que la caña de azúcar desplazó en Brasil plantaciones de maíz, café, frutas y frijoles.
La Pastoral de la Tierra de la Iglesia Católica, en tanto, denunció que más de 6.700 trabajadores fueron liberados de condiciones de esclavitud entre 2003 y 2008 en cañaverales brasileños destinados a producir azúcar y etanol.
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