domingo, 30 de noviembre de 2008

Obama ya tiene sustituto para Bernanke en la Fed

CHICAGO.- Por primera vez en 22 años, el Partido Demócrata acaricia la posibilidad de tener a uno de los suyos al frente de la Reserva Federal, el banco central de Estados Unidos. El nombre del candidato es Lawrence Summers. Al igual que sus dos predecesores -Ben Bernanke y Alan Greenspan- es judío. Aunque, al contrario que ellos, sobre todo Greenspan, sus habilidades políticas son más bien limitadas.Eso sí, nadie niega sus credenciales para el cargo, según "El Mundo".

De hecho, cuando Summers fue nombrado secretario del Tesoro en sustitución de Robert Rubin, en 1998, el semanario británico The Economist comentó jocosamente que había aceptado el cargo porque «para él, lo fácil sería ganar el Premio Nobel». Efectivamente, hasta que entró en política en los 90, de la mano de Rubin y de Bill Clinton, Summers parecía destinado a ganar ese premio, lo que en su caso es poco menos que una tradición familiar: sus tíos, Robert Samuelson (por parte de padre) y Kenneth Artrow (por parte de madre) ya lo hicieron.

Ahora, Summers ha sido nombrado director del Consejo de Asesores Económicos de la Casa Blanca, un organismo creado por Bill Clinton que ha languidecido en los ocho años de George W. Bush, un presidente que tenía un MBA por Harvard pero que ha mostrado una indiferencia más que notable hacia todo lo vinculado a la economía que no tuviera que ver con bajadas de impuestos.

De hecho, Bush expulsó al Consejo de su residencia oficial, trasladándolo a un edificio cercano a la Casa Blanca en cuyos bajo hay un locutorio telefónico, lo que dio pie al diario Financial Times a preguntarse jocosamente si el presidente quería que sus asesores le llamaran con una tarjeta de prepago para no gastar demasiado.

Pero el paso de Summers por el Consejo de Asesores Económicos debe ser breve. En poco más de un año deberá convertirse en el presidente de la Reserva Federal. Eso, claro está, si no comete antes algún error espectacular, lo que en Summers es siempre muy probable.

Al fin y al cabo, en 1991, cuando era economista jefe del Banco Mundial, recomendó exportar contaminación a los países en vías de desarrollo, sobre la base (impecable desde el punto de vista económico) de que los muertos en el Tercer Mundo tienen menor cualificación que los de los países desarrollados y se dedican a actividades que aportan menos valor añadido, por lo que son menos valiosos.
La metedura de pata no fue una casualidad, sino la muestra de una tendencia de Summers, que 14 años después, tuvo que dejar el cargo de rector de Harvard cuando comentó que las mujeres parecen menos aptas que los hombres para las matemáticas.

Paradójicamente, la tendencia a la incorrección política de Summers es también uno de sus activos para dirigir la Fed. Su integridad está fuera de toda duda. Al igual que su capacidad para resistir a las presiones políticas. Porque -y ésta es una paradoja aún mayor que la anterior- con él al frente de la Reserva Federal, la política monetaria estadounidense podría hacerse bastante más restrictiva que lo que ha sido con los republicanos Greenspan y Bernanke.

De hecho, Summers se sitúa más bien en la tradición de Paul Volcker, el último demócrata que dirigió el banco central estadounidense.Volcker, que fue nombrado por Jimmy Carter, liquidó la hiperinflación de los 70 y logró bajar el IPC del 13,5% en 1981 al 3,2% en 1983 aunque, eso sí, a cambio de sumir a EEUU en la mayor recesión desde la Gran Depresión.

Su durísima restricción monetaria allanó el camino a la política económica de Ronald Reagan, cuyos asesores, sin embargo, siempre le vieron como demasiado independiente del poder político como para fiarse de él. Cuando en 1987 la Administración no le renovó su mandato, el entonces secretario del Tesoro y confidente de George Bush padre, Jim Baker, lanzó una frase para la Historia: «Por fin nos hemos librado de ese hijo de puta».

¿Será Summers un nuevo Volcker? Es difícil saberlo. Aunque él también tiene un buen modelo de político que lo resiste todo: su mentor, Robert Rubin, actualmente en Cityigroup y ex secretario del Tesoro con Clinton. De hecho, pese que Rubin tiene que cargar con la acusación de que él es uno de los responsables del colapso de ese banco, ha logrado que sus protegidos formen el núcleo de la política económica de Obama.

Summers es un hombre de Rubin. Igual que Tim Geithner, que va a ser secretario del Tesoro. Y Peter Orszag, director de Presupuestos.Sólo la economista californiana Christine Romer se escapa de ese núcleo de ex clintonianos. Y, por supuesto, Paul Volcker, que a sus 81 años también asesora a Obama. Aunque esta vez el ya no va a ir a la Fed. Eso queda para Summers.

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