domingo, 16 de noviembre de 2008

¿Pero es que nadie predijo todo esto?

MADRID.- Lo llaman Mister Catástrofe porque es uno de los que ahora puede afirmar: «Chicos, os lo dije». Su nombre verdadero parece el de un mago: Nouriel Roubini. Este profesor de economía de la Universidad de Nueva York dijo hace muchos meses que las hipotecas basura iban a derrumbar todo el edificio financiero de EEUU y que las empresas Fannie Mae y Freddie Mac quebrarían. Y así sucedió, recuerda "El Mundo".

Por eso, ahora todo el mundo busca las palabras de Roubini para hacerle la siguiente pregunta: ¿qué va a pasar ahora?

Según el diario británico The Times, Roubini se ha convertido en el profeta económico de nuestro tiempo. «Ahora anda repartiendo consejos a políticos y hombres de negocios desesperados que buscan una respuesta a la crisis». Porque cuando la economía resplandecía, ahí estaba el profesor con sus cataclismos, y por eso lo llamaban entonces Doctor Catástrofe. Y ¿qué palabras salen de su boca ahora?

Anuncia que cientos de hedge funds van a explotar; y que algunas Bolsas tendrán que cerrar hasta una semana para que no se extienda el pánico que está recorriendo el mundo. A pesar de la inyección de dinero y las nacionalizaciones de bancos, el ciudadano ya no se fía ni de los gobiernos.

Doctor Catástrofe reconoce que sólo duerme cuatro horas al día porque anda de un lado para otro lanzando consignas como flechas: Budapest, Londres, Madrid y Nueva York. Cuando estuvo en Madrid, hace unas semanas, reconoció que los mercados «están en caída libre» y que «nos dirigíamos al borde del pánico total». Como un nuevo Moisés, ha estado en el Congreso de Estados Unidos exponiendo sus tablas de la ley.

Pero ¿quién es en verdad Roubini? Nacido en Estambul hace 49 años, procede de una familia de judíos iraníes. Según The Times, vivió y estudió en Teherán, Tel Aviv y en Italia. Por último, se mudó a Estados Unidos, donde consiguió su doctorado en Harvard.Hoy es profesor asociado del departamento de Economía de la Escuela de Negocios Stern, de la Universidad de Nueva York. Habla inglés, italiano, hebreo y persa, con lo cual nadie sabe de dónde procede debido a su acento misterioso.

Vive soltero en un pisito en Tribeca, el barrio adorado por Robert de Niro en Nueva York. Físicamente, parece un despistado personaje secundario en una serie de hospitales (en http://pages.stern.nyu.edu/ ~nroubini). Pero a pesar de esa pinta, confiesa que no es un geek, un cretino. Lo dice a propósito de sus colegas economistas, que desde hace tiempo, cuando hablan de Roubini se llevan un dedo a la sien y lo mueven como si le faltara un tornillo. ¿O es que le sobran?

Sucedió una cosa curiosa en una reunión de economistas auspiciada por el Fondo Monetario Internacional hace dos años. Roubini predijo que se avecinaba una crisis de magnitudes inmensas, que la bola hipotecaria iba a dejar un montón de desechos, que el petróleo se iba a disparar, los consumidores dejarían de comprar y EEUU se hundiría en una recesión.

«Creo que necesitamos un trago después de escuchar esto», dijo el moderador de aquel seminario en tono sardónico. Todos se echaron a reír. «Este Nouriel está sonado», pensaron. Ni entonces, ni el año pasado, nadie quería escuchar a este Nostradamus de la economía.

Doctor Catástrofe siguió anunciando el armagedón en su blog (RGEmonitor.com), y el pasado febrero sus palabras estaban envueltas en lava volcánica.El creciente riesgo de una implosión financiera: los doce pasos del desastre, se titulaba el post que empezó a circular en internet.

Más o menos, decía que los americanos se habían metido en hipotecas que equivalían al 70% de la riqueza nacional de EEUU. Debido a que los precios habían caído entre un 20% y un 30% de su punto más alto, a los americanos no les compensaba pagar por una casa que se había depreciado, de modo que estaban empleando el simpático método del jingle mail, es decir, «el correo campanilleante», que consiste en meter las llaves de casa en un sobre, y enviárselas al banco que les había concedido la hipoteca. Y todo eso se debía a que los bancos habían prestado alegremente el dinero a clientes denominados Ninja (No Income, no Jobs, no Asset, sin dinero, sin trabajo, sin propiedades). Todo eso sucedió.

¿Y de dónde toma su inspiración este hombre? Agárrense: dice que tiene una visión «holística» de la economía. El todo es superior a las partes. Por eso, Roubini estudia la historia de otras crisis, y lo mezcla con un montón de variables y algo de intuición. Es decir, tiene una visión de la jugada como si estuviera viendo un partido de fútbol desde un zepelín. Y encima habla de la bolsa sin «haber comprado o vendido una sola acción en toda mi vida».Por eso dice que es más objetivo que otros economistas.

Pero Roubini tiene también algunos críticos. Uno de ellos afirma que predijo una inminente catástrofe hace cuatro años y no llegó.Y que lo achacó primero al déficit comercial, luego al déficit fiscal, luego al precio del petróleo. Claro, tenía que acertar algún día.

Recuerda un poco el catastrofismo de The Economist, que viene prediciendo la crisis inmobiliaria española desde hace lo menos 10 años. Algún día tenía que acertar.

Seguro que ha habido muchos economistas que sacaban el dedo y anunciaban la catástrofe desde hace años, y se podía hacer una lista de los más acertados. Uno de ellos se llama Luis Garicano.Este profesor español de la Universidad de Chicago y de la London School of Economics dijo hace más de un año en una revista española: «El mercado americano, donde se concedían hipotecas a gente sin garantías, hizo crac en julio. Inglaterra está igual Pero en ningún país pasa lo que en España, donde la mayoría de las hipotecas son de interés variable. Las familias están endeudadas. Estos ingredientes forman un cóctel muy explosivo».

No hay comentarios:

Publicar un comentario