El ministro recordó que la fórmula del gobierno portugués coincide con las recientes declaraciones del presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso, y se encuadra en las decisiones estratégicas adoptadas por España, Alemania y China.
Lino defendió que el gobierno "apuesta en inversiones cuyos beneficios son claramente superiores a los costes y, por esa vía, animar la economía nacional, ayudando a las pequeñas y medias empresas, a los trabajadores y a las familias portuguesas".
"Nunca está de más recordar que, en el contexto de la actual crisis financiera mundial, la aplicación de recursos en proyectos de inversión de esta naturaleza y envergadura concurrirá, de acuerdo con la buena teoría económica, para mitigar los efectos nefastos de la misma sobre las familias, las empresas y la economía real, contribuyendo además para la superación de esa coyuntura desfavorable", resumió el ministro.
El Gobierno portugués tiene proyectado tres líneas de alta velocidad. La primera, Lisboa-Madrid, que es la que comienzan a construir ahora, debería comenzar a operar en 2013, y tiene un presupuesto de unos 3.000 millones de euros.
El segundo eje es Oporto-Vigo, que deberá estar listo también en 2013, tiene una inversión prevista de 1.400 millones de euros. El tercero es Lisboa-Oporto, que operará dos años después y la inversión es más elevada, 4.500 millones.
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