domingo, 23 de noviembre de 2008

¿Será Africa la próxima economía emergente? / Rafael Pampillon Olmedo*

La imagen que tenemos de Africa es la de la miseria. Africa es el continente más pobre del mundo. Las noticias que aparecen en los medios de comunicación se refieren a genocidios, dictaduras, hambre, enfermedades y toda clase de calamidades. Pero, pese a la lamentable situación que atraviesa el continente, no se puede olvidar que Africa es un mercado de más de 900 millones de potenciales consumidores.

Aunque la mayoría de esa población se encuentra en condiciones de pobreza, también consumen: necesitan comer, utilizan electricidad y llaman por teléfono. Es este un argumento muy potente para que varias compañías multinacionales hayan detectado las oportunidades que les ofrece el mercado africano.

Las empresas asiáticas son las que han sabido ver con más claridad el potencial de Africa y se han adelantado a sus compañeras occidentales.Las empresas chinas no sólo invierten en Africa, sino que además exportan a este continente ropa, zapatos y electrónica a precios asequibles. El comercio chino con Africa ha pasado de 10.000 millones de dólares en el año 2000 a 60.000 en 2007. También los indios han desplegado una importante red comercial en ese continente.

Sabemos que China e India han sido países muy pobres, cuyas economías están ahora en plena expansión y desarrollo. Sus empresas han crecido con problemas parecidos a los que hoy sufre Africa: inflación, inestabilidad política y social, falta de mano de obra capacitada y mercado financiero débil. Están acostumbrados a trabajar en ese entorno y por eso saben que Africa puede crecer. Y mucho.

Su pasado les permite ser más optimistas que el resto y ver oportunidades donde los demás sólo ven problemas. Quizás las empresas de los países desarrollados piensen que la inestabilidad política y social que existe en Africa va a frenar sus operaciones comerciales por falta de garantías.

En cambio, para emprendedores de América Latina o de países como China e India, donde las dificultades logísticas o de suministro fueron muy complicadas en el pasado, lo que encuentran en Africa les resulta, en muchos casos, más familiar.

Las empresas occidentales piensan que por ahora hay demasiados riesgos, y son pocas las dispuestas a asumirlos. Por eso los países africanos atraen sólo a unos pocos inversores europeos y americanos.

Pero, a medida que se saturan los mercados occidentales, con un crecimiento de las ventas y un beneficio que es cada vez menor, la rentabilidad de asentarse en Africa aumenta, porque allí la situación es radicalmente distinta; son muchas las necesidades por satisfacer, muchos los productos que en los países desarrollados ya no tienen cabida y que allí tienen una puerta fácil de entrada.

El crecimiento económico africano es espectacular, un 6% anual, frente al medio europeo que en los últimos años ha sido del 2%.De ahí que poco a poco las empresas de los países ricos se vayan percatando de que allí existen oportunidades para sus productos.

Si se sigue de cerca la evolución de la economía africana se observa que están mejorando sus instituciones lo que les permite caminar por la senda del desarrollo. Sistemas políticos cada vez más democráticos y estables, mercados donde existe más libre competencia, mejor funcionamiento del Estado de Derecho, derechos de propiedad más específica y reforzados.

Países como Africa del Sur, Botswana, Kenia, Tanzania, Ghana o Nigeria han realizado mejoras considerables, a la vez que están dando grandes facilidades a las empresas para instalarse y realizar negocios. La mejora institucional ayuda no sólo a los extranjeros, sino también a los emprendedores locales.

La política influye en la economía y los negocios, pero la economía y los negocios también afectan a la política. De ahí que los emprendedores estén aprovechando los cambios para ganar dinero y generar riqueza y desarrollo. Los gobiernos se verán, a la vez, en la necesidad de ir reformando las instituciones para que sean propicias a una mayor inversión extranjera y a un mayor crecimiento.

Irán apareciendo en los países africanos mayores niveles de seguridad jurídica, independencia del poder judicial, buen funcionamiento de los sistemas legales, independencia del banco central y más transparencia y menos corrupción en gobiernos y empresas.

Queda mucho camino por recorrer en cuanto a la mejora institucional, educativa, sanitaria, tecnológica y en seguridad alimentaria.Pero el aumento de renta de la población y el optimismo de la gente van impulsando poco a poco los cambios necesarios que están permitiendo un crecimiento económico sostenido. De ahí que Africa pueda llegar a convertirse en una potencia emergente.

*Rafael Pampillón Olmedo es catedrático de la Universidad CEU-San Pablo y profesor del IE Business School

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