lunes, 10 de noviembre de 2008

Zapatero se compromete ante los agentes sociales a paliar los "efectos perversos" de la crisis

MADRID.- El presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, se comprometió esta tarde ante los agentes sociales a defender en la cumbre de Washington del próximo fin de semana medidas que ayuden a "paliar los efectos perversos" que está teniendo la crisis económica en los ciudadanos.

En un comunicado, el Gobierno explicó que Zapatero "comprobó" en la reunión mantenida en La Moncloa que los empresarios españoles "ven necesario abordar reformas en el sistema financiero internacional para prevenir futuras crisis" y, de esta forma, fortalecer la confianza de los inversores y de los propios empresarios.

Durante dos horas, el jefe del Ejecutivo intercambió impresiones antes de su próximo viaje a Washington, donde participará en la cumbre del G-20, con los responsables de la CEOE, Gerardo Díaz Ferrán; de Cepyme, Jesús Bárcenas; de UGT, Cándido Méndez; y de CCOO, José María Fidalgo. En la reunión también estuvo presente el vicepresidente segundo y ministro de Economía y Hacienda, Pedro Solbes.

Zapatero comunicó a los interlocutores sociales que es consciente de los "efectos perversos" que esta crisis financiera internacional está teniendo en el empleo y en el ahorro, y se mostró dispuesto a adoptar "más medidas para paliar los efectos de la actual situación".

Los secretarios generales de UGT y CC.OO., Cándido Méndez y José María Fidalgo, trasladaron a Zapatero la necesidad de generar una nueva "arquitectura" financiera internacional que garantice una financiación estable, la protección de los inversores y que permita una mejor redistribución de la riqueza.

Durante la reunión, los líderes sindicales pusieron sobre la mesa una declaración elaborada por el Comité Consultivo Sindical ante la OCDE (TUAC) y suscrita por la Confederación Sindical Internacional (CSI).

En línea con dicha declaración, ambos sindicatos indicaron que la cumbre de Washington debería marcar el inicio de un proceso coordinado a nivel internacional para iniciar una recuperación económica "a gran escala", garantizar que nunca vuelva a producirse una crisis de esta envergadura, establecer una nueva estructura de "gobernanza económica para la economía global" y combatir la desigualdad de la distribución de la riqueza.

Además, recalcaron al jefe del Ejecutivo que este proceso no debe realizarse "a puerta cerrada" entre gobiernos y banqueros, sino que tiene que dar cabida a los sindicatos, como representantes de los trabajadores y las familias.

Así, el documento aportado por los sindicatos defiende, en primer lugar, que es el momento de poner en marcha un 'Green New Deal', es decir, un plan de recuperación como el puesto en marcha en EEUU tras el 'crack' de 1929, pero con el cambio climático como telón de fondo.

Se trataría, según la declaración, de "un nuevo paquete de medidas sostenibles para crear puestos de trabajo a través del desarrollo de energías alternativas, así como el ahorro y la conservación de la energía".

Si bien, dado que la economía mundial se encuentra "al borde del precipicio", los sindicatos abogan también por medidas más cortoplacistas, y piden "tantos recortes de tipos de interés como sean necesarios".

Además, creen que los gobiernos deben presentar programas de inversión en infraestructuras para estimular la demanda, incrementar la productividad y generar más empleo a corto plazo. Asimismo, apuestan por medidas fiscales y el uso del gasto público para "respaldar" el poder adquisitivo de las rentas medias y bajas.

Una vez reestablecida la economía mundial, los sindicatos instan a establecer unas instituciones financieras debidamente reguladas, de forma que rindan cuentas a los bancos centrales.

Asimismo, entre las apuestas de los sindicatos está establecer una reglamentación de los fondos de cobertura y de la renta privada, prohibir las operaciones fuera de balance, controlar la remuneración de los ejecutivos y el reparto de los beneficios de las empresas, acabar con los paraísos fiscales, fiscalizar las transacciones financieras internacionales y proteger a los consumidores frente a los préstamos abusivos, entre otras cuestiones.

Dentro de este proceso, el sindicalismo apuesta por establecer una "nueva estructura de gobernanza económica para la economía global", que vaya más allá de los mercados financieros o de los sistemas de tipo de cambio para "atacar" todos los desequilibrios del crecimiento y de los flujos de capital.

Así, apuesta, por ejemplo, por crear un Consejo de Supervisión que incluya a los interlocutores sociales europeos y a los miembros del Comité Ejecutivo del BCE.

Asimismo, los sindicatos indicaron que la comunidad internacional debe extender los préstamos de urgencia del Fondo Monetario Internacional (FMI) y aumentar la ayuda del Banco Mundial y de las agencias de Naciones Unidas a los países emergentes y en vías de desarrollo que pondrían encontrarse en situaciones de déficit de la balanza de pagos por culpa de la crisis financiera y el alza de los precios alimentarios y energéticos.

Por su parte, según un comunicado de CC.OO., la organización liderada por José María Fidalgo ahondó en la reunión con Zapatero en la necesidad de coordinar los planes de reactivación nacionales de los países de la UE, así como sus políticas fiscales y presupuestarias. Además, apostó por alcanzar el "máximo grado de flexibilidad" en la aplicación de los preceptos del Pacto de Estabilidad y Crecimiento.

Por último, CC.OO. trasladó a Zapatero la necesidad de aprobar los reglamentos europeos necesarios que incluyan las normas regulatorias del sistema financiero por las que apuesta el sindicalismo europeo y de reforzar el funcionamiento de los mecanismos de diálogo social europeo existentes para asegurar la participación efectiva de los interlocutores sociales en la definición y aplicación de estas políticas.

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