"No se decidió ninguna medida concreta", subrayó el ministro de Economía, Michael Glos, al término de la reunión, al recordar que su objetivo fue reflexionar sobre medidas posibles.
El gobierno decidirá "a finales de enero lo que debe hacer", subrayó.
Por su parte, el ministro de Finanzas, Peer Steinbruck, señaló que se tomarán todas las medidas posibles para evitar los despidos en las empresas.
El ministro de Relaciones Exteriores, Frank-Walter Steinmeier, que será el rival socialdemócrata de la canciller conservadora en las elecciones de septiembre de 2009, también participó en la reunión.
Merkel, por su parte, no hizo ninguna declaración al término del encuentro.
No obstante, la canciller convocó la reunión para reafirmar su determinación frente a la degradación de la situación y responder a las críticas recibidas tanto en su país como en el marco europeo sobre la forma en que se ha enfrentado a la crisis económica, considerada demasiado timorata.
Algunos responsables económicos y expertos alemanes le reprochan no haber sabido apreciar bien el alcance de la crisis y juzgan el plan de reactivación económica de 31.000 millones de euros adoptado por Berlín como insuficiente.
A nivel europeo, Francia y Gran Bretaña la exhortaron a ampliar la ayuda estatal para sostener la primera economía de la zona euro, que según los expertos corre el peligro de degradarse en 2009 más de lo previsto.
Según el semanario Der Spiegel, el Gobierno alemán -una gran coalición entre los conservadores del CDU y los socialdemócratas del SPD- prevé una disminución del 2% del Producto Interior Bruto (PIB), si bien oficialmente Berlín sólo ha reconocido hasta ahora que ese retroceso será de hasta un 1%.
Merkel insistió hasta ahora en que la prioridad es "garantizar los puestos de trabajo". Según los expertos, el mercado laboral debe degradarse en Alemania, algo que representa una mala noticia para la canciller en vista de las legislativas de 2009.
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