SIDNEY.- El Gobierno australiano anunció que su plan de reducción de emisiones contempla la disminución de sus niveles de gases antes de 2020 en sólo un cinco por ciento, sobre los niveles de 2000, inferior a la inicialmente planteada.
"No haremos promesas que no podamos cumplir. Hemos puesto en marcha un plan con objetivos apropiados y responsables, objetivos que están en concordancia con los de otros países desarrollados", dijo Rudd al presentar el "Libro Blanco sobre Cambio Climático"ante el Club de la Prensa en Canberra.
Australia ampliará su responsabilidad y reducirá sus vertidos a la atmósfera en un 15 por ciento si el mundo se compromete a mayores reducciones, explicó el primer ministro, Kevin Rudd, quien recordó que el proyecto prevé un recorte del 60 por ciento para 2050.
Mientras que la Cámara de Comercio e Industria calificó el plan de "difícil para la comunidad empresarial", debilitada por la crisis financiera, éste ha exasperado a los ecologistas, que piden un recorte de entre el 25 y el 40 por ciento hasta 2020 para evitar una catástrofe medioambiental.
El Partido de los Verdes manifestó a través de su senadora, Christine Milne, que "el 5 por ciento es una vergüenza global. Incluso el 15 por ciento está muy por debajo del mínimo que el mundo quiere ver" y recordó que "los europeos han establecido en un 20 por ciento en su objetivo para 2020".
La organización ecologista Greenpeace acusó a Rudd de haber sucumbido a la presión de la industria del carbón y de haber traicionado a los australianos.
El primer ministro también anunció diversas partidas económicas destinadas a la reducción de emisiones, entre ellas, 4.000 millones de dólares anuales que el Gobierno empleará para ayudar a los ciudadanos a llevar el peso económico del plan.
Por otra parte, también dijo que adelantará a los próximos 18 meses la una inversión de 329 millones de dólares en energías renovables prevista hasta 2015.
Desde su llegada al poder hace más de un año, el Gobierno laborista ha hecho de Australia una de las naciones más comprometidas en la lucha contra el calentamiento global, como prueba su ratificación inmediata del Protocolo de Kioto.
Sin embargo, el país continúa siendo uno de los más contaminantes del planeta por su dependencia de los combustibles fósiles, y es el mayor exportador mundial de carbón.
"No haremos promesas que no podamos cumplir. Hemos puesto en marcha un plan con objetivos apropiados y responsables, objetivos que están en concordancia con los de otros países desarrollados", dijo Rudd al presentar el "Libro Blanco sobre Cambio Climático"ante el Club de la Prensa en Canberra.
Australia ampliará su responsabilidad y reducirá sus vertidos a la atmósfera en un 15 por ciento si el mundo se compromete a mayores reducciones, explicó el primer ministro, Kevin Rudd, quien recordó que el proyecto prevé un recorte del 60 por ciento para 2050.
Mientras que la Cámara de Comercio e Industria calificó el plan de "difícil para la comunidad empresarial", debilitada por la crisis financiera, éste ha exasperado a los ecologistas, que piden un recorte de entre el 25 y el 40 por ciento hasta 2020 para evitar una catástrofe medioambiental.
El Partido de los Verdes manifestó a través de su senadora, Christine Milne, que "el 5 por ciento es una vergüenza global. Incluso el 15 por ciento está muy por debajo del mínimo que el mundo quiere ver" y recordó que "los europeos han establecido en un 20 por ciento en su objetivo para 2020".
La organización ecologista Greenpeace acusó a Rudd de haber sucumbido a la presión de la industria del carbón y de haber traicionado a los australianos.
El primer ministro también anunció diversas partidas económicas destinadas a la reducción de emisiones, entre ellas, 4.000 millones de dólares anuales que el Gobierno empleará para ayudar a los ciudadanos a llevar el peso económico del plan.
Por otra parte, también dijo que adelantará a los próximos 18 meses la una inversión de 329 millones de dólares en energías renovables prevista hasta 2015.
Desde su llegada al poder hace más de un año, el Gobierno laborista ha hecho de Australia una de las naciones más comprometidas en la lucha contra el calentamiento global, como prueba su ratificación inmediata del Protocolo de Kioto.
Sin embargo, el país continúa siendo uno de los más contaminantes del planeta por su dependencia de los combustibles fósiles, y es el mayor exportador mundial de carbón.
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