martes, 9 de diciembre de 2008

Barroso pide coordinar los planes de estímulo fiscal de la UE y EEUU

BRUSELAS.- El presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso, abogó hoy por coordinar el plan de estímulo fiscal que prepara la UE --y que Bruselas quiere que ascienda a 200.000 millones de euros-- con el que presentará el presidente electo de Estados Unidos, Barack Obama, cuando tome posesión de su cargo el 20 de enero --que se especula que podría llegar a 700.000 millones de euros-- para dar una respuesta conjunta a la crisis económica.

Barroso lanzó un llamamiento a los líderes europeos para que respalden el plan europeo durante la cumbre que se celebrará los días 11 y 12 de diciembre en Bruselas y reiteró que la talla de este plan debe ser como mínimo del 1,5% del PIB comunitario (lo que supone un esfuerzo del 1,2% por parte de los Estados miembros y del 0,3% del presupuesto europeo) para tener impacto a corto plazo.

Aseguró que entiende a los países, como Alemania, que "tratan de ser más prudentes" pero insistió en se está viviendo una "crisis sin precedentes" que requiere "abandonar algunos dogmas y buscar soluciones pragmáticas".

En cuanto al plan que prepara Obama, el presidente de la Comisión dijo que se trata de "muy buenas noticias" para la economía mundial por el peso de EEUU y destacó que la iniciativa sigue las "mismas líneas" que ha propuesto la Comisión para el programa europeo en término de prioridades: puestos de trabajo 'verdes', inversión en infraestructuras e innovación y eficiencia energética.

Por este motivo, Barroso propuso que, una vez que la nueva administración estadounidense tome posesión, se articule "una respuesta transatlántica a la crisis económica que podría ser la base para una respuesta mundial".

"Si llegamos a un acuerdo en la UE esta semana, ¿por qué no tener un programa conjunto con los americanos? Eso podría ser un buen objetivo porque hay una economía transatlántica que, en términos de intercambios, es la relación más importante y dinámica del mundo", insistió el presidente de la Comisión.

En este sentido, dijo que la reunión del G-20 que se celebrará el 2 de abril en Londres podría servir para coordinar los planes de estímulo de la UE y de EEUU.

En cuanto a la posibilidad de que el plan estadounidense sea mucho más ambicioso que el de la UE, el presidente del Ejecutivo comunitario dijo que hay que esperar a ver cuál será el estímulo final que aprueben los Estados miembros.

A su juicio, la mayor parte de los países que ya han adoptado estímulos nacionales (como España, Reino Unido, Alemania, Francia o Italia) "deberán revisarlos el año que viene" por la gravedad de la crisis. En este sentido, recordó que el plan de rescate bancario europeo ha sido "mucho más grande" que el norteamericano.

En cualquier caso, Barroso dijo que la situación en Estados Unidos es muy diferente a la de Europa porque los estabilizadores automáticos, por ejemplo el aumento de las prestaciones por desempleo cuando sube el paro, son menos potentes y las infraestructuras se encuentran en peor estado.

El máximo responsable del Ejecutivo comunitario pidió a los líderes europeos que en la cumbre de Bruselas sean "más ambiciosos" que sus ministros de Finanzas a la hora de respaldar el plan europeo de estímulo fiscal.

Y también les reclamó que apoyen la propuesta de la Comisión de que se pueda utilizar el dinero que no se ha gastado del presupuesto comunitario para colaborar en esta iniciativa, algo que han rechazado varios países. Este año la cantidad de dinero sin gastar ascenderá a 5.000 millones de euros y Bruselas propone que se inviertan en interconexiones, ahorro energético y energías renovables.

Por lo que se refiere a las críticas a Alemania por no querer aumentar su paquete de estímulo fiscal, Barroso aseguró que la mayor economía de la UE "está haciendo y hará una contribución muy importante al esfuerzo europeo de respuesta a la crisis económica".

Admitió que en cuestiones fiscales Alemania tiene una posición "más prudente" pero insistió en que "no hay un desacuerdo fundamental entre Alemania y otros participantes".

Barroso aseguró que la cumbre del 11 y 12 de diciembre es "la más importante" en la que ha participado como presidente de la Comisión porque, además de decidir sobre el plan de estímulo fiscal, los líderes europeos tienen que aprobar también el paquete de medidas sobre cambio climático para cumplir el objetivo del triple 20 en 2020 (20% de reducción de emisiones, 20% de cuota de renovables y 20% de ahorro energético).

Insistió en que estos objetivos no pueden cuestionarse por la crisis económica sino que por el contrario servirán para la recuperación.

"Sería un grave error que Europa, después de todos estos años liderando los esfuerzos internacionales, ahora que otros se acercan a nuestra posición, como los americanos, dé la señal de que está descafeinando sus ambiciones", subrayó el presidente de la Comisión.

Admitió que todavía quedan "temas difíciles abiertos" y se mostró dispuesto a la "flexibilidad" para atender a las preocupaciones de los Estados miembros, pero dijo que los objetivos del triple 20 no son negociables.

En este sentido, Barroso se mostró comprensivo con los esfuerzos para evitar las deslocalizaciones de empresas europeas a países terceros que tengan normas menos estrictas en materia de cambio climático.

Para resolver el problema, dijo que podría aceptar que los permisos de emisión para estas industrias sigan siendo gratuitos y no se subasten, como había propuesto la Comisión, porque según dijo este cambio no alterará los objetivos.

También se mostró partidario de aumentar la "solidaridad" con los países de la ampliación para que lleven a cabo la reducción de emisiones que les corresponde, aunque reconoció que todavía no hay acuerdo en este extremo.

El presidente del Ejecutivo comunitario trató de restar importancia a la polémica provocada por la ausencia de la canciller alemana, Angela Merkel, en la reunión celebrada este lunes en Londres entre el primer ministro británico, Gordon Brown, y el presidente francés, Nicolas Sarkozy, y dijo que no ve ningún problema en este tipo de reuniones bilaterales o a varias bandas.

"No hay que ser celoso en Europa", afirmó Barroso, que lamentó que muchos sean "demasiado susceptibles" respecto a este tipo de reuniones "La idea de que se puede aislar a Alemania es ridícula (...) Sin su participación muy activa no se pueden encontrar soluciones ambiciosas para Europa", indicó.

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